Rosita Milesi: «El Darién es un cementerio como el Mediterráneo, pero hecho de selva» - Alfa y Omega

Rosita Milesi: «El Darién es un cementerio como el Mediterráneo, pero hecho de selva»

Esta religiosa ha sido galardonada a sus 79 años con el Premio Nansen, otorgado por ACNUR, por su infatigable labor en favor de los refugiados

Victoria Isabel Cardiel C.
Su mediación fue clave en la creación de la ley de refugiados brasileña de 1997, que logró ampliar sus derechos
Su mediación fue clave en la creación de la ley de refugiados brasileña de 1997, que logró ampliar sus derechos. Foto cedida por Rosita Milesi.

¿Qué significa este galardón?
Es un reconocimiento no solo a mi trabajo, sino sobre todo a todos los refugiados y migrantes del mundo. Ellos son los que me han dado las mayores lecciones de esperanza.

Ustedes las religiosas son un resorte clave en la defensa de los derechos de este colectivo.
Sin duda, hay que reconocerle a la vida religiosa femenina el mayor mérito en esta misión que yo he cultivado durante toda mi vida. Para mí es muy evidente cómo las consagradas están involucradas en la primera línea del acompañamiento a refugiados y migrantes. Pero son una presencia discreta, que no llama la atención. Pensemos, por ejemplo, en la labor que hacen en la lucha contra el tráfico de personas y en la atención a las víctimas de esta lacra. Las religiosas actúan en regiones muy peligrosas, con muy pocos recursos, viviendo con mucha sencillez, por no decir en medio de la pobreza.

¿En qué consiste el trabajo del Instituto de Migraciones y Derechos Humanos (IMDH) que preside en Brasil?
En 2023, el IMDH atendió, en Brasilia y en Roraima, a 12.882 personas de 72 nacionalidades diferentes. El mayor número de personas provenían de Venezuela, Cuba, Colombia, Haití, Pakistán, Bangladés, Afganistán, Perú, Ghana y Marruecos. Sobre todo, nos centramos en ayudar a las personas que vienen a conseguir la documentación necesaria para su estancia regular en el país. Esta es la única vía que les da acceso a los derechos sociales, a las políticas públicas, a encontrar un empleo. Son personas que llegan con muchos traumas, preocupaciones y sentimientos de pérdida porque han sido forzados a abandonar parte de su vida.

La religiosa en la casa Buen Samaritano donde acoge inmigrantes en Brasiliabre
La religiosa en la casa Buen Samaritano donde acoge inmigrantes en Brasilia. Foto cedida por Rosita Milesi.

¿Cómo ha sido su colaboración con ACNUR?
La relación del IMDH con ACNUR se forjó ya desde la fundación del propio instituto. Incluso antes de esta aproximación interinstitucional, fuimos socios trabajaba en el departamento de Derecho y Ciudadanía, atendiendo a los refugiados que huían de las consecuencias de la guerra civil en Angola, a principios de los años 90. Entonces eran unos 1.000, pero fue un gran desafío para Brasil en un momento en el que nadie hablaba de refugiados.

A lo largo de sus cuatro décadas ayudando a migrantes, ¿hay alguna historia que le haya marcado profundamente?
Hay muchísimas. Recuerdo en particular al matrimonio formado por Gerardo (39) y Estela (37) y su hija Gisela (17). Llegaron a Brasil desde Venezuela tras 17 días caminando. Acabaron durmiendo en la calle y por la vergüenza de tener que pedir limosna, el padre estaba completamente en una situación de shock emocional. Cuando llegó al IMDH simplemente lloró, pidió disculpas y se desmayó. Le ayudamos a obtener los documentos y hoy es profesor. Es solo una historia más de resiliencia.

Los venezolanos siguen caminando, muchos atraviesan la selva del Darién
Es una zona altamente peligrosa. Supone una barrera enorme para quienes buscan protección. Es como el Mediterráneo, un cementerio, pero en vez de mar hecho de selva. Los desplazamientos forzados en el mundo crecen cada año, también en América Latina. La situación aquí es solo un espejo de una realidad global y producto de conflictos antiguos que no acaban nunca y de conflictos nuevos que generan nuevos, grandes y dramáticos flujos de refugiados.

Ha ayudado a miles de refugiados a conseguir los documentos necesarios para conseguir el visado
Ha ayudado a miles de refugiados a conseguir los documentos necesarios para conseguir el visado. Foto cedida por Rosita Milesi.

¿Cuál es la mejor respuesta?
La única respuesta debe ser recibirlos con dignidad. Es necesario que los gobiernos avancen en la apertura para acoger, adopten medidas legales de protección, implementen estructuras sociales para promover y fomenten iniciativas culturales para integrar a estas personas. La acogida eficaz de refugiados no debe verse solo como una respuesta de emergencia, sino como una oportunidad de transformación social y económica porque contribuye a la larga al desarrollo de las comunidades que las acogen.

Sin embargo, vemos el rechazo que provocan estas políticas.
Para superar la xenofobia, el rechazo y la discriminación hacia estas personas solo vale la educación. Solo así podremos construir comunidades interculturales que reconozcan y valoren la alteridad y la contribución de quienes llegan al país, aunque sin pertenencias, pero con sus potencialidades y talentos. Este intercambio de aspectos y riquezas culturales es clave para la formación de una sociedad más justa e inclusiva.

Bio

En 1999 fundó el Instituto de Migraciones y Derechos Humanos (IMDH), que preside actualmente. Es miembro observador del Comité Nacional para los Refugiados (CONARE) de Brasil, y forma parte del sector de Pastoral de la Movilidad Humana de la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños.