Rosario González Martín: «La negación del abuso genera más dolor que el propio abuso» - Alfa y Omega

Rosario González Martín: «La negación del abuso genera más dolor que el propio abuso»

La directora de la Cátedra Pro+Tejer, apoyada por Porticus, busca que el trabajo directo con las víctimas de abuso tenga un reflejo en la investigación

José Calderero de Aldecoa
González es profesora de Educación en la UCM
González es profesora de Educación en la UCM. Foto cedida por Rosario González.

En las primeras jornadas que se organizaron desde la Cátedra Pro+Tejer en la UCM se habló de las «lagunas del derecho ante la complejidad del abuso», una tesis parecida a la que mantiene el Defensor del Pueblo. En su reciente comparecencia ante el Congreso de los Diputados, Gabilondo aseguró que «en los procedimientos de derecho canónico se han detectado importantes deficiencias». ¿De qué lagunas se trata?
He de decir primero que mi especialidad no es el ámbito del derecho, y también que el derecho canónico siempre fue históricamente un referente en Europa. Sin embargo, en la actualidad hay muchas cuestiones en las que el derecho civil tiene un recorrido y unas garantías que atienden mejor la complejidad de los casos de abuso. Este matiza los procedimientos con un cuidado que el derecho canónico no está afrontando. Hay dos cuestiones esenciales. Por un lado, hay que valorar un cambio para que la víctima sea sujeto procesal, pero también hay que reflexionar sobre los procedimientos. En el ámbito universitario, por ejemplo, tenemos bastantes procedimientos que estamos obligados a cumplir para que se vea que hemos atendido adecuadamente a todos los sujetos de nuestra investigación. En este sentido, creo que puede ser muy interesante aprender del ámbito público en lo que se refiere a las garantías tanto en el desarrollo del derecho en sí mismo como en todo lo relativo al desarrollo de los procedimientos.

No obstante, también se están dando pasos. ¿Qué le parece el reciente anuncio del Vaticano, que va a estudiar el abuso espiritual y su posible tipificación como delito?
Es un avance enorme por el que creo que hay que felicitar al Vaticano. Además, va en línea con lo que buscamos en la cátedra. Cuando la creamos, lo hicimos con la idea clara de abordar no solo el tema de los abusos sexuales, sino principalmente los de conciencia, de poder y espirituales. En aquel momento, veíamos todo el trabajo que el Papa estaba desarrollando en este ámbito, como las numerosas referencias al tema de la confusión entre el fuero interno y externo como puerta de acceso a los abusos, y nos pareció algo importante en lo que incidir para atajar esta lacra social desde el origen. La idea es que hay que llegar antes, no solo porque los abusos sexuales sean algo gravísimo y terrible, sino porque ya los abusos de conciencia, poder y espirituales van radicalmente en contra de la propuesta de Aquel que da la vida, tergiversando  al mismo Dios y dañando la interioridad de la víctima. Es un contrasentido y comprenderlo es parte de nuestro objetivo.

¿Cómo surgió la cátedra?
Yo misma había colaborado en distintas investigaciones con Miguel García-Baró, que lleva el Proyecto Repara. A partir de esta vinculación, aunque en mi caso más desde el ámbito educativo y terapéutico, le propuse que todo ese trabajo de atención más directa pudiera tener un reflejo en el sector de la investigación. La idea era poder difundir buenas prácticas en este ámbito.

Primera jornada

La Cátedra extraordinaria Pro+Tejer en la Universidad Complutense de Madrid, apoyada por la organización Porticus, organizó el 7 y 8 de noviembre las I Jornadas Pro+Tejiendo Comprender la complejidad del abuso. Poder, conciencia y espiritualidad. El evento contó con una amplia participación de Proyecto Repara, así como con distintos profesores, psicólogos y sacerdotes. «Hemos aborado aspectos más antropológicos», dice su directora.

¿Cómo piensan llevarlo acabo?
Con eventos como las jornadas que tuvimos a principios de noviembre u otras de mayor dimensión que vamos a tener a finales de año. También organizamos un seminario de investigación mensual. Por otro lado, queremos generar sinergias con centros de investigación a nivel internacional y ser catalizadores del trabajo que ya se está haciendo en nuestro país. De ahí el nombre, que hace referencia a ese enfoque multidisciplinar para abordar la complejidad de los abusos.

En aquellas jornadas usted habló precisamente de la comunidad. ¿Qué implicación tiene esta sobre la realidad de los abusos?
Una cosa es el abuso en sí mismo y otra es cómo reacciona la comunidad ante este hecho. Hay víctimas que aseguran que la indiferencia, o incluso la negación del abuso por parte de la comunidad, provoca por lo general más dolor que el propio abuso en sí mismo. No es que sea una revictimización. Es algo que tiene entidad en sí mismo. Supone la pérdida de la pertenencia y el rechazo en el momento que es más necesario el acompañamiento.

En este sentido, ¿qué importancia tiene gestos como el acto de reparación y petición de perdón que tuvo lugar recientemente en la archidiócesis de Madrid?
Yo tuve la suerte de participar y me pareció un acto exquisito, organizado con una gran delicadeza. Un ejemplo de ello es, por ejemplo, el empezarlo fuera, en el pórtico de la catedral, para respetar la libertad de las víctimas que no quisiesen entrar en el templo. Pero hay que dejar claro que el acto fue exquisito porque partía de una escucha real a las víctimas. En este sentido, hay que destacar el trabajo de Repara en este ámbito. En el lado opuesto se situarían los gestos que nacen de la simulación o del hecho de querer cumplir una lista de cosas que nos han solicitado y que realizamos solo para poder decir que estamos haciendo las cosas bien. Lo que se haga hay que hacerlo desde esa escucha manifiesta y sensible, como en el caso de Madrid; y desde un trabajo cotidiano en favor de las víctimas. Esa es la clave.