Roma acoge un Congreso, a los 15 años de Ecclesia in America. La nueva evangelización, a los pies de Guadalupe - Alfa y Omega

Roma acoge un Congreso, a los 15 años de Ecclesia in America. La nueva evangelización, a los pies de Guadalupe

Representantes de la Iglesia en el norte y en el sur del continente americano (donde viven más de la mitad de los católicos del mundo) han explorado en Roma maneras de intensificar la comunión, para afrontar problemas y desafíos comunes, como la inmigración o el narcotráfico, y acometer el reto de la nueva evangelización. Quince años después de la Exhortación Ecclesia in America, el Papa Benedicto XVI ha querido actualizar aquel gran impulso de Juan Pablo II a estos dos grandes objetivos

Jaime Septién
Celebración en honor de La Guadalupana, el pasado día 2, en Los Ángeles (EE. UU.).

Entre el lunes 10 y ayer, miércoles 12 de diciembre, la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, al nordeste de la Ciudad de México, fue visitada por ocho millones de peregrinos de todas las latitudes del país y del extranjero. La basílica, a los pies del cerro del Tepeyac, lugar donde, en 1531, se le apareció la Virgen al indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin, es el santuario más visitado del mundo, con 21 millones de peregrinos cada año. Desde el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, hasta el indígena tzotzil de la provincia de Chiapas, cada año la morenita del Tepeyac, que tanto quería el Beato Juan Pablo II, concita una enorme experiencia de fe, de esperanza y de piedad popular.

Mientras esto sucedía en México, en Roma el Papa Benedicto XVI presidía el Congreso en conmemoración de los quince años de la Exhortación apostólica Ecclesia in America. El nombre del Congreso, que atrajo a cientos de interesados y a 250 especialistas, cardenales, obispos y sacerdotes del continente de la esperanza, se llamó Tras las huellas de la Exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in America, bajo la guía de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de toda América, Estrella de la Nueva Evangelización. Organizado por la Comisión Pontificia para América Latina y los Caballeros de Colón, la organización de laicos más grande de Estados Unidos, con presencia en México y Centroamérica, así como en el Caribe, supone una revisión del catolicismo en América, sobre todo a la luz de la V Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) que tuvo lugar en Aparecida, en Brasil, en 2007, y que fue calificado por muchos como un nuevo Pentecostés en la Iglesia.

El Papa recordó que el Sínodo de los Obispos de América, de 1997, tuvo como intención, por parte de Juan Pablo II, «incrementar las relaciones de cooperación entre las Iglesias particulares de toda América, del Norte, del Centro y del Sur, y, a la vez, suscitar una mayor solidaridad entre sus naciones».

El tema de la Asamblea sinodal de 1997, El encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América, ha guiado también los trabajos de este Congreso. Entonces, como ahora, la presencia de la Virgen de Guadalupe ha sido el motor de la nueva evangelización y de la renovación de la fe en el continente que agrupa a algo más del 50 % de los católicos del mundo. Benedicto XVI dijo que la guadalupana es el «modelo de disponibilidad a la gracia divina y de total solicitud por los demás». Por ello, «resplandece en ese continente la figura de María Santísima, Estrella de la nueva evangelización, y a quien se invoca en toda América bajo el glorioso título de Nuestra Señora de Guadalupe».

El cardenal Marc Ouellet, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, subrayó que tanto el Sínodo como el Congreso tuvieron como misión y estrategia «intensificar las relaciones de comunión y colaboración entre la Iglesia de Canadá y de Estados Unidos, con las Iglesias de América Latina, para afrontar problemas y desafíos comunes que se plantean a la misión de la Iglesia en el continente americano».

Hacia una eclesiología de comunión

El factor de unión de todo el continente es, justamente, la Emperatriz de América, de quien el padre Eduardo Chávez, director del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos y uno de los principales conocedores del acontecimiento guadalupano y de los promotores de la Causa de canonización de Juan Diego, dio la clave: la tilma del indígena, donde queda grabada la santa imagen y que se venera en la basílica de Guadalupe, es el signo de la fusión entre dos culturas y la mejor expresión del «anuncio del Evangelio inculturado».

Sobre ese mismo tema, el de la unión continental a partir de Santa María de Guadalupe, se pronunció el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, don Guzmán Carriquiry, quien concluyó su participación con un párrafo sobre el presente y el futuro de la fe en el Continente:

«De la Iglesia en América, de su misión evangelizadora, dependerá en gran medida, al menos para las próximas décadas, el futuro de sus pueblos y, a la vez, de toda la Iglesia católica. Su solicitud apostólica tiene que alentar una ardorosa y nueva evangelización de los pueblos del continente, que abra caminos de vida nueva para todos los americanos, creciendo a la vez la conciencia y el compromiso de su contribución en la missio ad gentes, en comunión, fidelidad y colaboración con el ministerio del Pastor universal».

Como un acto de profundo significado, los participantes –como ha hecho en múltiples ocasiones Benedicto XVI– se reunieron en los Jardines Vaticanos, frente de la estatua de la Virgen de Guadalupe y de san Juan Diego, donde rezaron el Rosario y encomendaron a la Patrona del Continente la nueva evangelización y el futuro de la fe.