Roma abre sus puertas a cientos de presidiarios
En el Jubileo de los Presos no se esperan multitudes, pero sí momentos cargados de significado para los internos, funcionarios, capellanes y voluntarios que acudirán a la Ciudad Eterna
El Vaticano abre sus puertas este fin de semana al Jubileo de los Presos, al que se han apuntado cientos de personas que están actualmente cumpliendo condena y que llegarán desde decenas de países como Brasil, India, Alemania y, por supuesto, España. Los organizadores los han invitado a un encuentro deportivo, a un espectáculo musical y a asistir a una Misa con el Papa este domingo.
Para esos días la red de magistrados italianos Sport e Legalità, que promueve el deporte en prisiones, ha convocado los Juegos de la Esperanza, una pequeña olimpiada en la cárcel. Se celebrará el viernes en la prisión femenina de Rebibbia y, durante la misma, mujeres reclusas, policías, magistradas y representantes de la sociedad civil competirán en varias disciplinas. Además, la Universidad Europea de Roma ha convocado un congreso internacional sobre la reinserción, habrá un musical sobre la historia real del intercambio epistolar entre una religiosa de clausura y los detenidos de una cárcel, y una actuación con instrumentos musicales realizados en prisiones de Milán y Nápoles con restos de maderas de barcas de migrantes.
Desde Alemania, los capellanes de las cárceles se han preparado con mucho tiempo y traen como recuerdo al Papa un libro sobre la esperanza elaborado por reclusas de ese país con pinturas, poemas, canciones y textos que han preparado a lo largo de este año. Desde el Vaticano, aseguran que llegará también una delegación de la India, que desea solicitar públicamente iniciativas para «devolver la dignidad y la esperanza a los reclusos» en la nación asiática. Los organizadores adelantan además que intervendrá la religiosa Petra Pfaller, responsable de la pastoral penitenciaria de Brasil, que explicará al Papa las difíciles condiciones en las que cumplen condena las mujeres.

No se esperan multitudes, pero sí momentos cargados de significado. De la cárcel de Regina Coeli, de Roma, la más cercana al Vaticano, solo un preso va a poder acudir. «Tenemos pocos con autorización para trabajar fuera que puedan acogerse al permiso para ir a San Pedro», explica a Alfa y Omega el capellán de esta cárcel, el franciscano Vittorio Trani. «Pero dentro hemos tenido varios momentos» para que pudieran beneficiarse del jubileo. «Hacíamos primero una catequesis sobre las parábolas de la misericordia y luego confesiones. Después íbamos en procesión a la capilla para recibir la indulgencia».
En esta prisión romana tienen un vínculo especial con el Papa Francisco y no olvidan que los visitó el Jueves Santo pasado, cuatro días antes de fallecer, a pesar de su delicada salud. «Se ganó el corazón de todos, fue para ellos una figura excepcional. Y como él convocó el Jubileo, han visto este periodo como una oportunidad para compartir algo sobre un hombre que consideraban muy cercano y que los seguía con mucho cariño», asegura Trani. «El Jueves Santo fue extraordinario: el Papa llegó aquí en silla de ruedas, ya con signos de la muerte en el rostro, y solo pudo decir una frase, un susurro: “Estoy aquí para estar con ustedes”. No se puede describir con palabras lo que significa para ellos, pero sí que hasta sus últimos instantes estuvo cerca de esta parte de la Iglesia que vive una dificultad enorme», subraya emocionado. E insiste en que «el error no destruye la dignidad de las personas».
Ya se puede escuchar en Spotify Fe y esperanza, un disco con doce canciones compuestas por los presos de Soto del Real y grabadas con ayuda de Hakuna. En el cuadernillo que lo acompaña, el cardenal Cobo explica que «son canciones nacidas en talleres donde la música se mezcló con las lágrimas, las risas, la Palabra y la amistad». El resultado es «un testimonio vivo de la misericordia».
Desde España viajarán 42 presos de once cárceles acompañados de 80 voluntarios, funcionarios, capellanes y tres obispos. De la madrileña prisión de Soto del Real viajarán seis internos. «Qué alegría poder cruzar la Puerta Santa de la basílica de San Pedro», escribe uno de ellos para Alfa y Omega. «Allí se afianzará más mi fe y la convicción de que Dios me ayudará a cambiar mi vida». Relata que «durante este año he tenido la suerte de cruzar todos los domingos la Puerta Santa que tenemos en la prisión» y que el cardenal José Cobo abrió el 27 de diciembre. «He podido experimentar la misericordia de Dios hacia mí a pesar de mis infidelidades y muchos pecados. Cada vez que la cruzaba, me llenaba de esperanza sabiendo que Dios me está ofreciendo una nueva posibilidad de vida y que nunca me condena».
Otro reconoce que «ir a Roma es una gran oportunidad, ya que es el año santo dedicado a la esperanza; la misma que nunca se tiene que perder. Me siento muy afortunado de poder vivir la experiencia tanto personal como espiritualmente, de asistir a una Misa con el Papa y aprovechar para pedirle a Dios que perdone mis pecados». Paulino Alonso, el capellán, explica que quienes han logrado los permisos necesarios son «personas corrientes que han cometido un delito, que están pagando por él y que están ya muy avanzados en el cumplimiento de la condena». Viven este momento «con una ilusión tremenda». El sábado tendrán un encuentro en la iglesia de Montserrat en la Ciudad Eterna, y desde allí todos juntos irán hasta la basílica de San Pedro para cruzar la Puerta Santa.