Impulsemos los indultos de presos - Alfa y Omega

Impulsemos los indultos de presos

Estamos trabajando para conseguir la liberación de un interno para el 24 de septiembre, Nuestra Señora de la Merced

María Yela
Procesión en el interior de una cárcel
Procesión en el interior de una cárcel. Foto: María Yela.

Desde la pastoral penitenciaria deseamos acompañar a las personas que cumplen condena e intentar que esta no sea un tiempo inútil. Lo hacemos pensando también en sus familias, en las víctimas, en el difícil y esperado momento de la libertad. Durante las últimas Jornadas Nacionales de Capellanes y Delegados Diocesanos de Pastoral Penitenciaria que celebramos en octubre de 2024, reflexionamos sobre la posibilidad de impulsar indultos, especialmente con motivo del año jubilar.

Nos pusimos a trabajarlo desde el equipo de apoyo de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española y tras comentarlo con el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz González. Antes de Navidad nos reunimos en el Arzobispado de Madrid con Juan Manuel García Gay, hermano mayor de la Hermandad del Divino Cautivo,  y con otros de sus miembros, para comenzar a diseñar la iniciativa real, que requeriría largas gestiones burocráticas. Más que un acto que celebrar simplemente en una fecha concreta como podía ser Viernes Santo, sería un proceso de acompañamiento a lo largo de todo un año, ofreciendo tanto trabajo como alojamiento temporal y apoyo espiritual.

Los miembros de la Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús El Divino Cautivo querían recuperar esta tradición de liberar a un preso. Para ellos tenía un significado profundo, porque la cofradía nació por voluntad de un grupo de antiguos internos de una cárcel. Cuando acabó la Guerra Civil, el edificio en el que había estado la prisión de Porlier fue restituido a sus antiguos propietarios, los padres escolapios. Hubo de ser restaurado para recuperar su anterior uso, la labor docente. Fue entonces cuando antiguos reclusos, fieles a una promesa hecha en cautividad, crearon el embrión de la hermandad. En 1942, el entonces Obispado de Madrid-Alcalá aprobó sus primeras reglas. Su imagen es la de Jesús cautivo al comienzo de su Pasión. Es obra de Mariano Benlliure, quien vivió una auténtica conversión mientras la realizaba.

Entre 1959 y 1969, ambos inclusive, la Cofradía del Divino Cautivo recibió el privilegio otorgado por el Ministerio de Justicia de conceder la libertad a un preso. El recluso procedía de la desaparecida Prisión Provincial de Carabanchel y acompañaba al paso del Divino Cautivo en su procesión por las calles de Madrid vistiendo la túnica de nazareno de la cofradía.

En varios encuentros navideños en el centro penitenciario de Soto del Real y en el Centro de Inserción Social Victoria Kent, tras la ceremonia de apertura de la Puerta Santa, seguimos analizando la posibilidad de retomar esta obra. Posteriormente nos volvimos a reunir en el Arzobispado con la hermandad, siempre abierta a nuestras propuestas. También la invitamos a las diferentes jornadas de Pastoral Penitenciaria en febrero y abril para conocer más esta realidad.

La liberación no pudo realizarse este Viernes Santo, como era nuestra intención, ya que los internos que habían sido seleccionados pasaron a tercer grado —semilibertad— y fueron trasladados de prisión a Andalucía. Pero estamos trabajando, junto a otros centros, para conseguirlo para el 24 de septiembre, festividad de Nuestra Señora de la Merced, patrona penitenciaria; o bien para cuando se pueda obtener el indulto a lo largo de este año, pues creemos en este Proyecto Redemptio. Unamos fuerzas unos y otros para conseguirlo, dando cada uno de nosotros desde su interior pasos en la dirección que nos marca el Divino Cautivo, que nos liberó a todos con su entrega y confianza.