Rod Dreher: «Andamos dispersos y atomizados»
El autor de La opción benedictina recurre en su nueva obra al ejemplo de los cristianos que «sobrevivieron al comunismo» y pide «crear pequeños grupos y redes que nos ayuden a mantener viva la fe bajo persecución»
Rod Dreher despuntó hace pocos años, no sin polémica, al proponer en La opción benedictina un reagrupamiento de cristianos, siguiendo –y adaptando, obviamente– el eficaz método instaurado en su momento por san Benito de Nursia para moverse en una sociedad cada vez más alejada de Dios. Ahora publica otro ensayo, de titular más contundente, Vivir sin mentiras. Manual para la disidencia cristiana, una guía de argumentos cuyo objetivo declarado es ayudar a todo creyente a desenvolverse en una sociedad cada vez más hostil. Algunos esperaban fervorosamente el libro; otros alegarán que no se llegará muy lejos si se considera al cristianismo actual únicamente como una fortaleza asediada. «Hace unos años comencé a escuchar a personas que habían emigrado a Estados Unidos desde países comunistas», explica a Alfa y Omega. «Me dijeron que ciertas cosas que hoy empiezan a presenciar en Estados Unidos les recuerdan de lo que una vez huyeron; al principio pensé que estaban siendo alarmistas, pero cuanto más los escuchaba, más me daba cuenta de que veían cosas que el resto de los estadounidenses no podíamos ver».
¿Qué cosas?
El que ahora se pueda despedir a personas de sus trabajos por tener una opinión política incorrecta; el que las instituciones estadounidenses hayan sido conquistadas por esta nueva ideología del woke, término que se refiere a la llamada ilustración de los progresistas, según los cuales solo hay una opinión aceptable para muchas preguntas, y que si no estás de acuerdo, mereces ser expulsado de la sociedad.
¿Más hechos?
La constante propaganda a nuestros hijos para que se despierten, especialmente en cuestiones de raza y sexualidad. Es una forma más suave de totalitarismo, como ven correctamente los emigrados.
Por lo tanto…
Decidí amplificar sus voces para la audiencia estadounidense, tanto explicando por qué la nueva ideología es totalitaria como también pidiendo a los cristianos de los países del antiguo bloque soviético que compartan con nosotros sus estrategias de resistencia.
¿Qué significa vivir sin mentiras?
Negarse a conformarnos con estas mentiras que los woke intentan imponernos. Por ejemplo, la ideología de género. Es mentira que un hombre puede convertirse en mujer y una mujer puede convertirse en hombre. Hoy en día, en Estados Unidos, a uno le pueden despedir si no acepta esta mentira. También en muchos lugares de Estados Unidos, especialmente en las escuelas, a la gente se le enseña, a menudo por parte de blancos, que los blancos son malvados y que deberían avergonzarse de sus antepasados, su historia, sus tradiciones y hasta de sí mismos.
Racismo al revés.
Es puro racismo, pero se enseña desde una perspectiva de izquierda, así que esta le da su bendición.
¿Cómo describiría lo que considera como totalitarismo blando?
Cuando pensamos en el totalitarismo pensamos en Stalin, en los gulags y en una ideología que lo abarca todo impuesta por el terror del Estado policial. Hoy no tenemos nada de eso. Una sociedad totalitaria es simplemente aquella en la que solo se permite una ideología y en la que todo se vuelve ideológico. Esto es lo que está sucediendo hoy en mi país con el woke, en particular en cuestiones raciales y LGBT.
Nadie irá a la cárcel por disentir.
Pero uno puede perder su trabajo, su estatus, sus amigos e incluso a miembros de su familia. Es más: el castigo no vendrá del Estado, sino del empleador, de las redes sociales o de cualquier otra institución privada.
Lo hacen con un lenguaje de cariño y compasión.
Estos totalitarios afirman que lo hacen para proteger a los marginados y vulnerables. Hoy en los Estados Unidos, es común entre las élites y los profesionales decir cosas sorprendentemente antiblancas. Recientemente, la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale presentó una conferencia de un psiquiatra de Nueva York que habló sobre cómo fantaseaba con asesinar a personas blancas. Esta doctora se preocupa tanto por los oprimidos que está dispuesta a considerar la idea de matar a los blancos por el bien de la ternura hacia las minorías. ¡Y este tipo de cosas ahora se consideran normales en las universidades más elitistas del país!
¿Es irreversible el camino hacia este suave totaliaranismo? ¿O todavía estamos a tiempo de revertirlo?
Bueno, nada está predestinado. Siempre tenemos libre albedrío. Y Dios puede hacer lo que quiera. Pero no veo muchas razones para esperar una reversión. El cristianismo está de perfil en Europa, y nosotros en América del Norte no le vamos a la zaga. La ideología woke se ha convertido en la sucesora del liberalismo como ideología de la élite. Esto significa que, si quieres tener éxito en tu profesión, tendrás que jurar lealtad al despertar. No sé cómo son las cosas en España, pero una gran mayoría de jóvenes estadounidenses (61 % en una encuesta) dicen que no tienen ningún problema moral con el materialismo y el consumismo. Creen que no hay mayor propósito en la vida que disfrutarla. Este es exactamente el tipo de personas que no se arriesgarán a sufrir por ningún motivo. Además, el poder de la tecnología para saber todo sobre nuestras vidas aumenta día a día. Nada de esto tiene que suceder. Pero no veo ninguna fuerza que parezca capaz de detenerlo. Espero equivocarme.
Escribe que los cristianos no están dispuestos a sufrir por su fe. ¿No cree que están siendo cada vez más conscientes tanto por los acontecimientos de los últimos años como por la actualidad?
Ser consciente de las amenazas a la fe no es lo mismo que sufrir por ella. No puedo hablar por los cristianos españoles, pero en los Estados Unidos el cristianismo se ha convertido para muchos de nosotros en una especie de terapia de autoayuda, una ideología espiritual de consuelo. Si se nos dice que sufriremos la pérdida de nuestros trabajos, o incluso la mera impopularidad de nuestras creencias, muchos de nosotros nos conformaremos. Hace unos años, la legislación propuesta en California habría cerrado efectivamente las universidades religiosas que no defendían los derechos LGBT. Una coalición de líderes universitarios cristianos intentó unir a las iglesias para defender a estas universidades. Muchas iglesias ricas y poderosas se negaron a tomar una posición, porque tenían demasiado miedo de ser llamadas intolerantes. Conservar el respeto del mundo significaba más para ellos que defender las universidades cristianas. Afortunadamente, la legislación no se aprobó, pero no gracias a estos cobardes y conformistas cristianos ricos y de clase media.
¿De qué manera convendría actuar?
Usando la política para luchar contra el totalitarismo blando en todas sus manifestaciones, la ideología de género, por ejemplo, pero también preparándonos para la posibilidad de que venga algo mucho peor. De esto se trata Vivir sin mentiras. El libro está lleno de consejos de cristianos que sobrevivieron al comunismo. Nos dicen que necesitamos crear pequeños grupos y redes que nos ayuden a mantener viva la fe bajo persecución.
¿Y al margen del testimonio de los disidentes?
Necesitamos fortalecer nuestra vida familiar y trabajar para preservar memoria y tradiciones culturales, incluso cuando los poderes intenten que nos avergoncemos de ellas.
¿No cree que existe el riesgo de que los cristianos se replieguen sobre sí mismos y actúen como guardianes de las esencias?
Esta fue la principal crítica que recibí con La opción benedictina. Pero no pido a los cristianos que se encierren en sí mismos como una forma de esconderse. Les pido que se retiren a la vida comunitaria para fortalecernos frente a los ataques anticristianos. Andamos demasiado dispersos y atomizados. Necesitamos recordarnos a nosotros mismos quiénes somos y en qué creemos, y reconstruir lazos fuertes para contar con el apoyo mutuo cuando seamos atacados. Todo lo que hemos estado haciendo no funciona. ¿Por qué no probar otra cosa?
Rod Dreher
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2021
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