Ocurre pocas veces, pero cuando sucede a uno se le ensancha el alma y descubre que la belleza y el amor van de la mano. Es una pieza magnífica, un regalo. Un canto a la verdad. Con besos, carcajadas, más besos y más carcajadas… Y de fondo, a todas horas, latiendo el corazón.
Return llega pisando fuerte a la Sala 2 del MataderoMadrid. Chevi Muraday y Marta Etura ponen los pasos y las caricias a dos enamorados. No sabemos sus nombres; pero eso no importa. Podemos ser cualquiera de nosotros. Un hombre y una mujer que ríen y sueñan. Esa es la trama. A medida que pasan los minutos, como la vida, aparece el dolor y las lágrimas, los desengaños, la pasión y el deleite, el fracaso… Supongo que ya habrán reparado en que eso y mucho más es el amor en estado puro. Es una forma de presentar a Eros sin máscara ni disfraz. Así, los protagonistas se deslizan sobre el escenario como con magia, guiados de la mano de una música ora perfecta, ora atronadora, para dejarse llevar por la complicidad.
«La soledad está llena de palabras, pero el amor no». Por esta razón, en la representación apenas se habla, ya lo hace el amor. Marta Etura dará voz a los textos de Pablo Messiez donde se va desnudando, donde se va vertiendo gota a gota. Pero salvo esas reflexiones en voz alta, lo que prima es una danza espectacular, una coreografía que hará las delicias de los expertos más exigentes. Los dos cuerpos llegan a hacerse uno, como el amor. Se acarician y abrazan, como el amor. Se enojan y vuelan, como el amor. Roza lo perfecto —diría más—, se acerca a lo sublime. Supongo que si Longino levantara la cabeza no tendría más remedio que aproximarse a Return para confirmarse en la idea de belleza. Imagino que absorto desde la butaca contemplaría la armonía y la forma que nace de la belleza. El equilibrio perfecto.
Y una última reflexión… «Yo te inventé». Porque el amor trata de eso también, de ficciones. No sé si saben que inventar es encontrar. Y eso sucede pocas veces. Uno encuentra una moneda en la calle, una fotografía vieja, un disco perdido… Pero ¿se puede encontrar el amor? O mejor dicho, ¿se puede inventar el amor? Return nos da las claves sólo para reflexionar, para pensar en algo tan cotidiano como desconocido.
Acérquense. Aproxímense. No tengan dudas. Los sesenta minutos que dura la magia les pasarán como un suspiro y no querrán salir. Les parecerá poco. Seguro que sueñan con ser ustedes los protagonistas. Puede que cuando salgan quieran ir a por David Picazo —director escénico— para mendigarle un huequito (aunque sea debajo de la mesa) en el cuadro rojo y verde que forma la vida con nombre de AMOR.
«¿El verdadero amor es una sustancia basada en la realidad, o en algo imaginario e irreal?». Busquen la respuesta dentro de ustedes mismos pero eso sí, después de acariciar con la mirada Return.
★★★★★
Naves del Español, MataderoMadrid (sala 2)
Paseo de la Chopera, 14
Legazpi
ESPECTÁCULO FINALIZADO