Respuestas de la Iglesia ante la crisis. A la sociedad, le ha faltado realismo - Alfa y Omega

Respuestas de la Iglesia ante la crisis. A la sociedad, le ha faltado realismo

¿Hay una lectura católica de la crisis? ¿Cuál debe ser esa respuesta? Éste ha sido uno de los grandes temas abordados y debatidos en el congreso. El obispo de Guadix, monseñor Ginés García, advirtió de que la Iglesia no puede abdicar de aportar hoy a la sociedad española algo hoy especialmente necesario: esperanza

Cristina Sánchez Aguilar
Una inmigrante es acogida y atendida en Cáritas.

El obispo de Guadix, monseñor Ginés García Beltrán, resaltó que «los cristianos no perdemos la esperanza, a pesar de las dificultades, porque sabemos que Cristo ya ha vencido». Y afirmó que la crisis que atravesamos «no es fruto de la casualidad», sino que el hombre, «deslumbrado por la bonanza de los últimos años, no ha tenido una visión realista de lo que le rodeaba» y se ha sumado a «la propuesta cultural de ser lo que quieras ser y hacer lo que quieras hacer». Y añadió: «Hemos sacado las palabras sacrificio, honradez, paciencia… del diccionario. Se ha creado un hombre sin trascendencia, aplastado por lo material».

Esto ha desembocado en que «la desesperanza anide en las almas de las personas, cuyos horizontes se han diluido por la decepción del paraíso presentado». Por eso, para dar respuestas a la crisis, «primero hay que mirar a los rostros», señaló el obispo, y puso como ejemplo la pobreza material de su diócesis: «Cada día intento escuchar a mi gente y escuchar a Dios».

De la teoría a la práctica

Mirar a los rostros es lo que hacen dos organizaciones de la Iglesia que trabajan por los más desfavorecidos: Manos Unidas y Cáritas, presentes en el congreso. La expresidenta de Manos Unidas, Myriam García Abrisqueta, llamó a la sociedad a «compartir lo que tiene», ya que «lo que da valor a la limosna es el hecho de que refleja e inspira amor». Rafael del Río, presidente de Cáritas Española, explicó que el ejercicio de la caridad también evangeliza, «porque hace que carguemos unos con otros, y transforma las personas y las estructuras».

El obispo de Guadix recordó que la caridad, ejemplificada en éstas y otras instituciones eclesiales, «que llevan el peso de la crisis en cualquier pueblo y cualquier ciudad, no es sentimentalista». Y apeló a «la compasión, que, liberada de la humillación y el paternalismo, nos ayudará a salir de la crisis». Además, afirmó que «la sociedad no se mueve sólo por derechos y deberes, sino con la lógica del don».

El obispo pidió a los ciudadanos que «seamos más sociedad y menos Estado», poniendo como modo de alcanzarlo el «principio de subsidiariedad, porque el Estado no debe abarcar toda la realidad ni todos los estados de la vida del hombre». Don Ginés propuso «inventar formas de democracia madura», especialmente a través de «la educación, para formar hombres honrados y presentes en la vida pública, que erradiquen la sed de poder y corrupción». Y puso como ejemplo el desastre que han supuesto las recurrentes «políticas de subvención», que han sido tan utilizadas en Andalucía, y «que no deben sustituir al trabajo ni al esfuerzo que humaniza».

Monseñor Ginés García Beltrán afirmó que «la Iglesia, sin complejos, debe formar parte del tejido social, para devolver la esperanza a los hombres de nuestro tiempo». Y concluyó afirmando que «no es lo mismo una vida con Dios que sin Dios. Dios ensancha el corazón y abre horizontes».