A principios de este año, el filósofo francés Jean-François Braunstein publicó el libro La religión woke, en el que reflexiona acerca de los delirios sobre el género, el animalismo o la eutanasia. A juicio del autor, la ideología woke ha transitado a una suerte de religión que está ahogando el mundo occidental. En nombre de la lucha contra la discriminación, el wokismo sostiene que el sexo y el cuerpo no están predefinidos y que debe atenderse a la conciencia o autopercepción; que no existe la ciencia objetiva, ni siquiera en las disciplinas tradicionales. Por eso, para el escritor francés el absolutismo de lo woke se expone y revela en un escenario de cancelación que se compadece mal con un debate sano y libre.
En efecto, la denominada cultura woke, que nació con un loable espíritu de luchar contra la discriminación racial, se ha terminado convirtiendo —como ha ocurrido con otros movimientos— en un proceso que pone en jaque mate a toda la gran aventura de la humanidad que hemos vivido hasta ahora y, en definitiva, a la cultura occidental o al propio derecho romano en cuanto base de nuestro ordenamiento jurídico. Lo woke pretende una reescritura de la historia, del arte y de la herencia cultural y científica de Occidente, a quien acusa de sexismo, racismo y colonialismo.
El gran problema de todo ello es que la sociedad norteamericana ha virado y reaccionado contra esa cultura, cegada por un fervor irracional, a través de la estrafalaria figura de Trump, quien ha instrumentalizado el Partido Republicano como una organización propia y, por medio de esta, ha rentabilizado el hastío de la gente ordinaria. La ideología woke está en declive porque ha sido el intento fallido de pretender resucitar las viejas izquierdas anteriores a la caída del muro de Berlín a través de la autoproclamación de falsas y mal entendidas defensas en materia del género o la raza, con coordenadas muy diferentes a lo que fue el movimiento de los derechos civiles de los años 60, que surgió desde los propios afroamericanos. Queda por ver cómo será la versión woke 3.0.