Récord de peregrinos en el Camino de Santiago: «La catedral se nos va a quedar pequeña»
El Camino de Santiago ha experimentado este año, sin ser jubilar, un récord de peregrinos, sobre todo extranjeros y personas que están en búsqueda espiritual
«Esto es una anécdota y da satisfacción, pero lo importante son los dos meses anteriores que he estado caminando», afirma José Manuel Borrás después de haber recibido el 12 noviembre pasado el diploma acreditativo por ser el peregrino número 438.308 de este año a Santiago de Compostela. Cuando aún queda más de un mes para que concluya 2023, se trata del récord de peregrinaciones jacobeas anuales registradas hasta la fecha. Se da la circunstancia de que se ha batido, sin ser Año Santo, el récord que ya rompió el año 2022, que sí lo fue. Se confirma así una tendencia que resulta todavía más sorprendente si se contempla la excepcional recuperación del Camino tras el fuerte parón que supuso la pandemia para el número de peregrinaciones a la catedral compostelana.
«José Manuel es un peregrino pata negra», dijo de él el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, al concederle el documento tras haber recorrido 1.250 kilómetros desde Málaga. «Yo creo que han sido más, pero bueno», dice este logroñés de 79 años, afincado en Huelva desde hace ya varias décadas. La de este año ha sido la segunda vez que Borrás ha peregrinado a la tumba del Apóstol. Ya en 2010 recorrió la Vía de la Plata. En ambas ocasiones lo ha hecho con el mismo objetivo: «Ayudar desde lo religioso a mis hijos». Esta vez quería pedir la intervención de Dios en «unas dificultades que atraviesa mi familia, para que ocurra el milagro», reconoce.
Las razones de este peregrino récord se están convirtiendo con los años en una excepción dentro del fenómeno jacobeo. «Antes la gente venía más por motivos religiosos, normalmente para ganar el jubileo. Ahora se ponen en camino, simplemente, para buscar ese plus que no encuentran en su vida diaria», afirma el deán de la catedral de Santiago de Compostela, José Fernández Lago. En este sentido, la gran afluencia de peregrinos a Compostela en un año ordinario como es este se debe a que el Camino de Santiago «no es algo meramente humano. Hay una llamada espiritual detrás», añade Fernández Lago. «El que empieza como turista, llega aquí de peregrino; sin excepción», asegura. «He hablado con muchos que vienen por motivos culturales o por necesidad de pasar más tiempo en la naturaleza. Pero el Camino los transforma y hay quien confiesa haber tenido un encuentro inesperado con Dios en primera persona».
Algunas de estas experiencias se conocen en las mismas Misas del peregrino que cuatro veces al día acoge la catedral. «Algunos suben al altar mayor y cuentan el efecto que ha causado en ellos la peregrinación. Dicen que han pasado a reconciliarse con su familia o que han afianzado su matrimonio, porque el Camino depura y nos une a los demás y a Dios». Lo confirma José Manuel Borrás al recordar que en los dos meses que ha estado caminando «he ido intuyendo que la gente está en búsqueda», y por eso «se van quedando atrás pensando en sus cosas. Parece que van un poco perdidos, pero en realidad andan barruntando algo. Y luego cuando coincides puedes ir hablando y compartiendo lo que estás viviendo esos días. Eso es algo muy bonito».
Sobre todo extranjeros
Borrás es testigo de que el boom que ha experimentado la ruta jacobea este año se debe a peregrinos sobre todo extranjeros: «Españoles he visto muy pocos. Sobre todo he conocido a franceses, italianos, estadounidenses y coreanas; de este país, sobre todo, chicas», matiza. De hecho, los datos de la Xunta muestran que los peregrinos extranjeros han aumentado este año en un 30 %, y ya representan más de la mitad del total. El logroñés cuenta que de todos ellos ha aprendido que «cuidan el medio ambiente de una manera exquisita: no tiran al suelo ni las mondas de la fruta».
El deán de la catedral compostelana también confiesa haber percibido «una mayor afluencia de personas de otras confesiones cristianas e incluso de otras religiones». No hay un perfil común, pues «vienen muchos jóvenes y también gente entrada en años que a lo mejor ha hecho el Camino por octava vez. Y no solo hacen el Camino Francés, sino que vienen cada vez más por el portugués, por la Vía de la Plata y por el Camino Primitivo».
Todos ellos se suman a una cantidad de peregrinos que, lejos de disminuir, sigue aumentando cada día. Para Fernández Lago, «lo más importante en esta tesitura por parte de la Iglesia es no aflojar en la acogida, dentro de nuestras posibilidades». En realidad, asegura que «nuestra apertura crece con la afluencia de los peregrinos. Para nosotros son una oportunidad que no podemos desaprovechar, porque son personas que quizá no vuelvan a entrar en una iglesia de nuevo», dice.
A la vista de los datos y de la experiencia de estos meses 2027, el próximo Año Santo, promete ser otro momento de recórds si se juntan los peregrinos con una inquietud espiritual con los que caminarán para ganar el jubileo. «Se nos va a quedar la catedral demasiado pequeña», pronostica entre risas el deán.