Quiero vivir y dar ganas de vivir - Alfa y Omega

No es el título de una película ni un eslogan publicitario. Es la divisa episcopal de Jean Paul Vesco, nuevo arzobispo de la capital argelina desde el 11 de febrero. Vesco cuenta que, en el 2002, al poco de llegar a Argelia, preguntó a dos hermanas blancas cómo consiguieron atravesar la década del terrorismo islámico en los 90. Una dijo que no tenía vocación de mártir y exclamó: «¡Quiero vivir !». Y la otra añadió: «Sí, pero también quiero dar ganas de vivir a los demás». El dominico francés y antiguo abogado se quedó maravillado con la respuesta de ambas misioneras. Cuando fue nombrado obispo de Orán, en enero de 2013, dijo que no encontró mejor divisa episcopal.

No es el momento de hacer elogios de este hombre sencillo (gran deportista y siempre sonriente) pero a la vez emprendedor a favor de las periferias; no es el momento de hablar de su contribución al Sínodo sobre la familia y al debate sobre los divorciados; ni del titánico trabajo realizado para restaurar y dar vida al santuario de la Santa Cruz. No es el momento de hablar de su implicación con el mundo de los emigrantes, ni de la beatificación de los 19 mártires de Argelia que tuvo lugar en 2018 en Orán. No es el momento de hablar de la noción de Iglesia ciudadana tan querida por él. Pero sí creo que es importante decir ahora que su contribución al dialogo islamocristiano está resumida en su libro sobre la amistad.

En las relaciones entre cristianos y musulmanes es la amistad la que permite decirse la verdad, convencido de que la dicen para que uno crezca. Es el consuelo que se ofrece cuando la ley, la sociedad, la familia oprimen; es la base para realizar sueños y proyectos juntos. Es la que permite alegrarse de la cercanía de Dios en la vida de quien es espiritualmente diferente; es la que hace presente en la Eucaristía a toda la humanidad (cf. Jn 15, 15).

No se es obispo solo para los cristianos. Hay un aspecto universal en esta misión. Y Jean Paul Vesco tiene muchos y muy variados amigos en Argelia. Impulsado por la alegría del Evangelio, junto a ellos, quiere vivir… y dar ganas de vivir.