Quién diría que la mesa 6...

No solo fue la banda sonora elegida por María y Álvaro para bailar su amor una vez consumado el «sí, quiero». Y quiero «en lo bueno y en lo malo, hasta que la muerte nos separe», con todo lo que ello implica. Quién diría sonó por doquier como banda sonora de una unión aparentemente rápida, pero anhelada desde lo más profundo del corazón hace tanto. Diría que, al menos, mi parte convocante, ella. Pero me desdigo después de ver cómo él miraba a mi amiga. A veces no hace falta más que mirarse para comprenderlo todo. 

Quién diría que esa noche inesperada comprobaría, entre tantos inicios, que como dice mi amiga Almudena, «la amistad es uno de los mejores nombres del amor». Quién diría que, sin merecerlo, conocería a alguien que ya sé que es mi amiga para siempre tras compartir, entre copas y bailes, confidencias sobre amores perdidos y otros hallados. Incluso sin, aparentemente, verlos. Quién diría que siete mujeres con siete vidas dispares encontrarían un lugar cálido, lleno de conversación, risas y aceptación, al que rápidamente quieren volver. Quién diría que vamos siendo mayores —señoras—, pero con corazones de niñas anhelantes de aprender y compartir. Quién diría.