«Quien adora a Dios no se convierte en esclavo de nadie, es libre» - Alfa y Omega

«Quien adora a Dios no se convierte en esclavo de nadie, es libre»

Francisco ha presidido la misa dominical en Matera para concluir el XXVII Congreso Eucarístico de la Iglesia italiana

Ángeles Conde Mir
Foto: Vatican Media.

Fin de semana de visitas pastorales para el Santo Padre. Tras acudir este sábado a Asís, el Papa ha pasado la mañana del domingo en la cinematográfica localidad de Matera, escenario de películas tan imprescindibles como El Evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini, film que para L’Osservatore Romano «es la mejor obra sobre Jesús en la historia del cine».

El Papa ha partido muy temprano desde el romano aeropuerto de Ciampino. Se ha dispuesto todo anticipadamente porque se preveía una fuerte tormenta en Roma, condiciones meteorológicas que no eran las más adecuadas para un viaje en helicóptero. Por eso, el Papa ha llegado pronto hasta las inmediaciones de Matera, localidad que ha alcanzado en coche. Después ha subido al papamóvil y a las 9 de la mañana ha comenzado su recorrido por el estadio XXI Settembre donde ha presidido la misa con la plana mayor de los obispos italianos. Con esta visita, el Papa ha puesto fin al XXVII Congreso Eucarístico Nacional Italiano. La ceremonia se ha adelantado una hora con respecto al programa inicial ya que este es domingo electoral en Italia y, así, anticipando la visita, se facilitaba que los fieles acudieran a cumplir con su cita con las urnas.

En su homilía, el Santo Padre ha reflexionado sobre la lectura evangélica de este domingo que narra la historia del pobre Lázaro y el hombre rico. A partir de esta parábola, Francisco ha explicado que la Eucaristía nos recuerda «el primado de Dios» que desaparece, como en el caso del hombre rico, cuando «no hay sitio para Dios porque se adora solo a uno mismo». Por ello, ha lamentado que hoy en día confundamos tantas veces «lo que somos con lo que tenemos cuando juzgamos a las personas por la riqueza que tienen, los títulos, el cargo o la marca de la ropa que llevan».

Recuperar la oración de adoración

«Este es el desafío permanente que la Eucaristía ofrece en nuestra vida: adorar a Dios y no a nosotros mismos, poner en el centro a Dios y no la vanidad del propio yo», ha afirmado el Papa ante los 12.000 fieles que lo han acompañado en esta misa y a los que ha recordado que «quien adora a Dios no se convierte en esclavo de nadie, es libre».

El Papa también ha instado a recuperar la oración de adoración, «un tipo de oración que se olvida frecuentemente», y que «nos restituye nuestra dignidad de hijos». Otro aspecto que ha destacado de la Eucaristía es que «nos llama al amor a los hermanos». Retomando la parábola del rico y Lázaro, ha explicado que el egoísmo crea abismos entre hermanos, «injusticias», «desigualdades» e «indiferencia». Por el contrario, la Eucaristía, «profecía de un mundo nuevo», invita a la conversión «de la indiferencia a la compasión» y «del egoísmo al amor».

Por último, ha animado a edificar una «Iglesia eucarística» donde «se reparta el pan para todos los que mastican la soledad y la pobreza, para todos los que tienen hambre de ternura y compasión, para todos a los que la vida se les está deshaciendo porque les falta la levadura buena de la esperanza».

Francisco al concluir la celebración eucarística. Foto: Vatican Media.

Antes de concluir la celebración, el Papa ha dirigido el rezo del ángelus. Ha invocado la intercesión de la Virgen para multitud de intenciones. Primero, ha pedido que en Italia aumente la natalidad. Después, ha hablado de la situación de Myanmar donde hay una guerra civil que ya nadie recuerda salvo por episodios tan terribles como el asesinato de una decena de niños en una escuela bombardeada por la Junta militar. «¡Estas tragedias no pueden suceder más!», ha exclamado el Pontífice quien, un domingo más, ha repetido su llamamiento a la paz en Ucrania. Para concluir, ha pedido la liberación de las ocho personas que fueron raptadas hace una semana en una parroquia de Nchang, en Camerún; y ha recordado que este domingo se celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado: «Gracias a estos hermanos y hermanas las comunidades pueden crecer a nivel social, económico, cultural y espiritual».