Quevedo: escatología y sátira, según Moncho Borrajo - Alfa y Omega

El humorista gallego ataca contra todo en una transformación grotesca del escritor del Siglo de Oro.

Se representa en el Teatro Muñoz Seca el penúltimo espectáculo del showman Moncho Borrajo, en el que el humorista, sumido en la locura, aparece ingresado en un hospital disfrazado con atuendo de la orden de Santiago mientras lee los versos del memorial Católica, Sacra y real Majestad, atribuido al genio de las letras, que el actor utiliza para entreverar sátiras personales en forma de ripio contra tirios y troyanos de la vida actual.

Y ahí, como el propio artista anuncia, se acaban los símiles con el genio de las letras. El resto de las dos horas del monólogo se compone de comentarios contra la tan deteriorada vida pública española. Nadie se escapa: la familia real, políticos de izquierda y derecha, los sindicatos, los impuestos, y cualquier noticia de primera página de los periódicos sirven como diana contra la que disparar y alentar la carcajada.

No se puede poner en duda que el humorista posee un talento especial en sus imitiaciones, sentido del humor, y un público fiel que le ríe las improvisaciones. La representación, sin embargo, abusa del taco y la palabrota, risa fácil en definitiva, para arrancar el aplauso.

Más que obra de teatro, Yo, Quevedo es un compendio de palabrotas, chistes verdes y marrones, gags, canciones, e imitaciones subidas de tono de personajes que se construyen alrededor de la actualidad, en algún caso similar a la del Siglo de Oro español. El resto, salvo la lectura de algún que otro poema de Quevedo, es Moncho Borrajo en el escenario.

Quevedo yo
no soy, claro lo tengo.

Ni pretendo compararme en su grandeza,
aunque del verso proclamen mi destreza,
los mediocres enemigos que tengo.

Tan solo soy, cual cómico pretendo,
Utilizando mi humilde destreza,
Sacaros del umbral de la tristeza,
Donde nos tienen ladrones de abolengo.

Del rey y sus ministros hablaremos,
Pasando por el culo y por el pedo,
Sin abstenernos de lo que deseemos.

Que nunca se calló mi buen Quevedo
En tiempos donde el hablar, bien lo sabemos,
Te señalaban los traidores con el dedo.

Yo, Quevedo

★★☆☆☆

Teatro:

Teatro Muñoz Seca

Dirección:

Plaza del Carmen, 1

Metro:

Gran Vía, Sol

OBRA FINALIZADA