Que la luz de la fe siga brillando en cada hogar
Es un buen momento para involucrarnos activamente en la vida de la Iglesia diocesana reflejando la la Sagrada Familia de Nazaret
La Delegación de Familia y Vida se embarca en un nuevo curso pastoral con renovado vigor y una misión clara: escuchar y seguir las enseñanzas de Jesús para fortalecer la comunidad eclesiástica.
Septiembre está marcado por el inicio de las actividades diocesanas, que se presentan como una oportunidad para unir fuerzas y trabajar en conjunto, siguiendo la visión de nuestro arzobispo de fomentar una Iglesia peregrina y unida.
La pastoral familiar, que es el corazón de la Iglesia y la sociedad, se enfrenta a desafíos contemporáneos que requieren un esfuerzo colaborativo entre todas las delegaciones y comunidades de la Iglesia en Madrid. La meta es clara: proponer iniciativas que refuercen los lazos familiares y construyan una sociedad acogedora y solidaria.
En este mundo lleno de incertidumbres, la pastoral familiar se compromete a cultivar una cultura que celebre la vida y la familia, reconociendo y abrazando tanto los retos como las alegrías que conlleva. Es una llamada a reafirmar la importancia del matrimonio y la vida familiar como pilares de esperanza y amor en nuestra sociedad.
Pero la pastoral familiar no vive aislada de la vida de la Iglesia, sino que hace el mismo camino que hace todo el pueblo de Dios. En octubre, la asamblea del Sínodo sobre la Sinodalidad es un evento significativo, que marcará un momento de reflexión y diálogo comunitario. Los contenidos y acciones de esta asamblea buscan la participación de los miembros de la Iglesia e invitan a la oración y al apoyo de la comunidad en su conjunto. Este proceso sinodal se enfoca en la escucha y el discernimiento colectivo, enfatizando la importancia de cada voz en el camino hacia una mayor comprensión y unidad eclesial.
Posteriormente, en diciembre, la Iglesia iniciará la celebración de un jubileo, un tiempo especial dedicado a la renovación espiritual y al compromiso eclesial y a la esperanza. Este año jubilar ofrece una oportunidad para profundizar en la fe y reafirmar la misión de la Iglesia en el mundo. Será un período para reflexionar sobre la gracia y la misericordia, y para promover una cultura de encuentro y de solidaridad. El Jubileo 2025 dedicado a las familias, los abuelos y los mayores se celebrará en Roma del 30 de mayo al 1 de junio. Y en nuestra diócesis, el domingo 29 de diciembre celebraremos la apertura del Jubileo con una Eucaristía en la catedral presidida por nuestro arzobispo, José Cobo. Una celebración que nos llena de alegría al coincidir con la Jornada de la Sagrada Familia. Por ello, haremos de nuevo entrega del icono peregrino de la familia. El tiempo que lo hemos tenido en nuestras casas, que fue pasando de unas familias a otras, nos implicó en una cadena de oración en la que hicimos que Jesucristo fuera el centro de cada familia y, de forma entrañable y sencilla, rezamos los unos por los otros en una cadena de oración diocesana.
Tenemos, como familias, que reforzar nuestra vocación laical, entendida como una llamada específica de todo bautizado dentro de la Iglesia, y esta llamada es fundamental para la evangelización y la acción social. Las familias estamos llamadas a ser testigos de la fe en nuestros entornos cotidianos, contribuyendo al bien común y al desarrollo integral de la sociedad.
Familias, es un buen momento para involucrarnos activamente en la vida de la Iglesia diocesana, apoyando su visión y participando en sus actividades, asegurando que la luz de la fe continúe brillando en cada hogar y comunidad. Fomentemos un espíritu de comunión y solidaridad con nuestra Iglesia, reflejando el amor y la enseñanza de la Sagrada Familia de Nazaret, al hacernos Iglesia doméstica abierta a todos.