Frank Capra ha sido sin duda uno de los grandes humanistas de la historia del cine. Con su cine defendía la dignidad del ser humano, subrayaba su grandeza y exaltaba el buen uso de la libertad. Casi todas sus películas son buenos ejemplos de ello, pero hay una que nos ha acompañado todas las Navidades desde que existe la televisión. Hablamos naturalmente de ¡Qué bello es vivir!, que cumple 75 años este 2021.
Se trata de la historia de George Bailey (James Stewart), un buen hombre que regenta un pequeño banco familiar en el que mucha gente sencilla tiene todos sus ahorros. Como consecuencia de las malas artes de un ambicioso banquero, el banco de Bailey entra en quiebra dejando a todos sus clientes con una mano delante y otra detrás. Absolutamente hundido, decide acabar con su vida. Pero Dios interviene, no para cambiar milagrosamente las circunstancias, sino para cambiar el corazón de Bailey y que vuelva a descubrir el valor de su vida.
La película no solo ofrece una mirada antropológica honda, en la que el valor de la vida está en su carácter de don, sino que también propone un modelo social, contrario al capitalismo radical, en cuyo centro está la persona y la comunidad. Un concepto de democracia que Frank Capra desarrolla en muchas de sus películas.
Pero la cinta también hace un elogio impagable del matrimonio y la familia, como unidad de vida capaz de acoger y acompañar cualquier dolor. El personaje de Mary (Donna Reed), la esposa de Bailey, es un ejemplo elocuente de amor conyugal.
Además del propio Capra, en el filme intervinieron otros dos guionistas: Frances Goodrich y Albert Hackett, a los que debemos, por ejemplo, El padre de la novia y su secuela. Una película entretenida, conmovedora, verdadera y de gran valor educativo, que nunca envejecerá.