Putin-Trump 1939 - Alfa y Omega

Aunque León XIV dijo que evitaría entrar en temas de política norteamericana, tuvo ya que hacerlo ante el despiadado trato a los inmigrantes en las redadas y campos de detención. El 9 de diciembre salió al paso de una agresión bélica a Venezuela y del «plan de paz» de Trump y Putin para repartirse Ucrania sin dejar entrar a la Unión Europea en negociaciones que la afectan vitalmente, pues Ucrania es el dique frente a Moscú. Según el Papa, «buscar un acuerdo sin incluir a Europa en las conversaciones de paz no es realista. La guerra está en Europa, y creo que Europa debe formar parte de las garantías de seguridad que se buscan hoy y en el futuro».

En el mismo encuentro con periodistas a la salida de Castel Gandolfo, fue todavía más claro al referirse a la Estrategia de Seguridad Nacional de su país: «Las observaciones sobre Europa, junto con entrevistas recientes, creo que intentan desmantelar lo que considero que debe ser una alianza muy importante hoy y en el futuro».

A diferencia de los bandazos en otros terrenos, la política de Trump respeto a la OTAN y la UE es constante: debilitar ambas organizaciones a beneficio de sus proyectos de acuerdos económicos y energéticos con Rusia. Ya en febrero se vio claro que —reeditando el pacto Stalin-Hitler para repartirse Polonia— Trump quiere ceder a Rusia los territorios del este y quedarse con los minerales del oeste.

A sus maniobras para destruir la Unión Europea, se suman las grandes tecnológicas americanas (Elon Musk de modo explícito) y los partidos nacionalistas apoyados simultáneamente por Moscú y Washington. A esto se añade el fomento del «nacionalismo cristiano», moneda falsa denunciada ya por la Iglesia anglicana como politización del Evangelio.