Puertas abiertas en el Camino - Alfa y Omega

Puertas abiertas en el Camino

El Gobierno de Navarra y la diócesis de Pamplona colaboran para abrir los templos del Camino. Paso a paso, iglesia a iglesia, se está intentando solventar una queja muy frecuente de los peregrinos a Santiago de Compostela: Hay cantidad de templos que permanecen cerrados. En Navarra, 32 iglesias han abierto en verano, nueve de ellas gracias a la ayuda del Gobierno autonómico. En otras, son voluntarios de los propios pueblos quienes hacen posible este necesario servicio a los peregrinos

María Martínez López
Iglesia de San Pedro, en Puente La Reina

Don César González todavía recuerda la catequesis espontánea que, cuando hizo el Camino de Santiago siendo seminarista, le dio una sacristana mientras le enseñaba una iglesia. Ahora, como Delegado episcopal para el Camino en la archidiócesis de Pamplona y diócesis de Tudela, trabaja para que otras muchas personas puedan compartir esta experiencia. Además de tener los recursos de la propia Iglesia, cuenta con el Programa de apertura de iglesias y monumentos de interés turístico, que lleva funcionando ya varios años por un Convenio entre el Arzobispado de Pamplona y el Gobierno de Navarra.

Gracias a este Acuerdo, más de 37.000 personas se han beneficiado de la apertura, durante unas seis horas al día, de nueve iglesias navarras, siete en el Camino francés, una en el del Ebro, y otra en el de Batzán. Que las iglesias estén cerradas «es una de las quejas de los peregrinos»; pero en ellas hay obras de un considerable valor artístico, por lo cual no se pueden dejar abiertas y desatendidas. Las personas que las cuidan les atienden humanamente, y les dan información sobre el templo, el horario de misas, etc.

Iglesia de San Miguel, en Estella (foto cedida por el Archivo de Turismo ‘Reyno de Navarra’)

«Al que tiene fe, el encontrar la puerta abierta le permite, en primer lugar, acceder al sagrario», explica don César. También «hay gente que viene un poco despistada, con una religiosidad variopinta. A ésos y al que no tiene fe, siempre les ayuda encontrar un templo con valor artístico y un buen ambiente, porque las cosas entran por los ojos. Un peregrino de Australia que no ha visto un retablo en su vida te lo agradece». Pero lo más importante de todo es la atención personal: «Escuchar Misa y visitar un convento o iglesia, y que el párroco les atienda, o les invite a hacer alguna lectura en inglés o alemán, sentir que les han tratado con simpatía, eso ayuda a algunos a pedir confesión o consejo. A toda persona que venga con una mínima disposición le sirven» todas estas cosas.

Parroquianos jubilados

En la mayoría de los casos, son los propios párrocos los encargados de buscar a las personas que atenderán el templo. Además de permitir la apertura de estos nueve templos, el Convenio firmado por el Gobierno autonómico y la archidiócesis ha informado sobre ellos y sobre otros 23 templos que han permanecido abiertos. En muchas otras parroquias, también se atiende a los peregrinos gracias a la labor de voluntarios, sobre todo «parroquianos jubilados, que son capaces de atender a la gente con cariño y resultan de mucha utilidad».

Iglesia de la Magdalena, en Tudela

Don César pone el ejemplo de su anterior parroquia, en Viana: encontró ya organizado un servicio, con hasta 20 voluntarios, que «funcionaba muy bien. Todas las mañanas, de mayo a octubre, sellaban la credencial e informaban a los peregrinos. Eran gente mayor y educada, algunos incluso sabían inglés. Además, los mayores, si dicen que van, van. La gente católica sencilla también tiene muchas cosas interesantes que decir -subraya don César-. La propia vida religiosa de un pueblo es un catecismo».