Tiene partes mejores y otras que podrían desaparecer y no se las echaría de menos. Con las expectativas altas iba esta humilde servidora camino de Proyecto Edipo. TeatroLab Madrid y Gabriel Olivares ya me habían dejado sin respiración con Our Town, de Thornton Wilder, candidata a los Max como mejor espectáculo revelación. Esta vez me aventuraba a disfrutar de un experimento que mezclaba el mito de Sófocles con una distopía situada en una España de 2030 en la que las corridas de toros han sido erradicadas y sus seguidores perseguidos y encerrados. A priori un cóctel complejo. Pero no imposible.
Jacinto es un torero. Nació, creció y vivió rodeado de toros, son su vida y su alma. Pero España ya no está dispuesta a aceptar esta querencia, así que el hombre anda recluido en una sórdida institución psiquiátrica a la espera de que unos señores —comité de expertos—, decidan si es una persona con una enfermedad mental o un delincuente peligroso. Teresa es la psicóloga encargada de analizarle y pasar un informe a los señores expertos. Lo que ocurre es que en medio de tanta legalidad surge la humanidad, la persona, los deseos más profundos del ser humano versus la modernidad.
Hasta aquí todo interesante y maravilloso. La puesta en escena magistral, el juego de luces de Carlos Alzueta espectacular, y la recreación de los escenarios como poco hemos visto en la cartelera madrileña. Pongo especial énfasis en el matadero, lugar al que irá destinado Jacinto a trabajar: dan ganas de hacerse vegetariano, y lo dice una amante del cerdo en todas sus dimensiones.
La pregunta que ahora surge es dónde colocar al mito Edipo. La clave de la obra, el desafío de Olivares. El paralelismo llega por la tragedia, por la lucha entre la razón y la parte más animal de cada uno, que confluyen en el parricida y amante desordenado de una madre confundida. Jacinto es el Edipo moderno, es al que la prensa llama el Edipo torero, el hombre superado por el instinto. Lo que ocurre es que en el montaje, ese paralelismo está algo forzado, con representaciones sin encaje de la obra griega que dejan a una deseando que vuelva Jacinto.
Era una tarea difícil. Casi conseguida en una obra transgresora pero de verdad, no como adjetivo para llamar la atención en la cartelera. Los que rehuyan el desnudo tan cerca absténganse. Proyecto Edipo muestra al hombre. Tal cual. Y al animal.
★★★☆☆
Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa
Plaza de Colón, 4
Metro: Colón
Hasta el 7 de octubre