Presidenta de Nártex: «Hay que dar un pasito más allá de la explicación técnica para dar testimonio»
Isabel Fernández Abad es presidenta de Nártex, una asociación para difundir el sentido cristiano del arte religioso que acaba de ganar —junto a otras—los Premios Misión
Isabel Fernández Abad es presidenta de Nártex, una asociación de carácter ecuménico e internacional que propone una visión actual del arte cristiano. Lo hacen mostrando como guías diferentes iglesias y catedrales. Con una particularidad: al explicarlas dan un salto más allá de los contenidos meramente arquitectónicos y explican en profundidad el sentido religioso de las obras. Es por ese motivo que la revista Misión los reconoce en la XIII Edición de los Premios Misión que se entregarán el próximo 16 de octubre.
—¿Qué supone para la asociación Nártex recibir este premio de la revista Misión?
—Supone una alegría muy grande porque llevamos trabajando desde 2007, cuando nos refundamos como asociación, y ya es mucho tiempo. Lo hacemos sencillamente con nuestro capital humano. No tenemos ninguna financiación detrás y cada uno somos de nuestra parroquia. Hemos salido adelante a pesar de todo y es una alegría que te lo reconozcan.
Estamos orgullosos de la acogida y del despegue que están teniendo los proyectos en los que estamos. Se ha necesitado mucho tiempo y hace poco que hemos empezado a recibir propuestas de iglesias y catedrales. Con perseverancia y con el paso del tiempo nos hemos ido haciendo un huequito, se nos va conociendo poco a poco. Hemos hecho 19 proyectos este año, son más que cualquier otra asociación europea.

—Son profesionales pero enseñan las iglesias gratis.
—Somos una asociación sin ánimo de lucro. Las empresas lo hacen de otro modo. Toda la labor de nuestra Junta Directiva y el equipo de coordinación es voluntaria. O a los voluntarios que participan en nuestros proyectos en verano solamente se les cubre el alojamiento y la manutención. Únicamente cobramos algo en algunas pocas visitas que nos encargan pidiendo un donativo para mantener la asociación.
—¿Y en qué se diferencia su modo de enseñar una iglesia del que pueda tener una empresa turística?
—El valor del que partimos es la dimensión más espiritual de la explicación. Todos somos de la rama de las Humanidades, somos historiadores y profesores. Y en este campo, a veces, cuesta un poco salir del discurso sobre las columnas o los contrafuertes. Pero con el tiempo hemos elaborado una serie de recursos, que son los que enseñamos, y que son capaces de dar ese pasito más allá de la explicación técnica y teórica y hace una puesta en valor más espiritual para dar testimonio de la fe.
—¿Con quiénes suelen colaborar?
—Normalmente suelen ser los párrocos de los templos los interesados. A veces son asociaciones de fieles que quieren hacer una dinamización en una iglesia, el delegado de Patrimonio de una diócesis, el canónigo de una catedral o los obispados los que conocen nuestra labor. A lo largo de nuestra historia hemos colaborado con la Delegación de Juventud de Madrid. O con otras instituciones como la Universidad CEU San Pablo o la Universidad Francisco de Vitoria. A veces a algún grupo de máster le llevamos por Madrid a hacer una visita. También hemos hecho algún curso con Pastoral Universitaria sobre iconografía y el sentido religioso del arte. Con la revista Misión llevamos colaborando desde hace años haciendo la sección de arte. También en el número 4 de La Antorcha.

—¿Qué necesitan para poder hacer mejor su labor?
—Necesitamos sobre todo que nos abran las puertas de las iglesias y las catedrales que quieran ofrecer este servicio. A veces pasa, sobre todo a través de las audioguías, que son muy útiles cuando no hay presupuesto ni medios ni mucho afluencia. Pero se pierde un poco el valor de la persona humana respondiendo a las preguntas que te puedan surgir.
Es en verano cuando la gente tiene la oportunidad para parar, descansar y hacer una visita con más profundidad. Eso es lo que necesitamos: que nos sigan abriendo puertas porque cada vez somos más y con más ganas de hacer cosas.