Presencia y significado de las catedrales - Alfa y Omega

Para María José Muñoz López, autora de Páginas de piedra. Una lectura de las catedrales españolas (PPC):

Quiero expresarte mi reconocimiento por este libro que demuestra una gran capacidad de transmitir conocimientos y una pasión por la enseñanza.

Toda catedral se asemeja a un gran libro de piedra que las gentes de otros tiempos, de poca instrucción y bastante fe, sabían entender. La belleza era su maestra y estaba en perfecta sintonía con su fe. Sin embargo, hoy las catedrales son para muchos lugares de apresurado turismo, en los que las prisas no dejan lugar para el asombro, aunque a veces la belleza y el deseo de trascender una monotonía vital encadenada al presente se aparecen a quienes pasean por ellas. La presencia de las catedrales requiere necesariamente de un significado y tú eres una buena introductora a la esencia de tanta belleza. Por cierto, bella es tu definición como «bosques espirituales para respirar trascendencia para asomarse a un horizonte de plenitud».

Tu libro me ha gustado porque no es un mero catálogo descriptivo, ni tampoco una sucesión de curiosidades. En la universidad recibí clases de Historia del Arte y casi siempre salí decepcionado. Mucha descripción y poca estética, mucha profusión de elementos y poco significado. Mucha ornamentación y la sensación de diseccionar un cadáver. Me explicaron lo que eran las plantas, las naves, el coro, el altar, el baptisterio, la bóveda, la cúpula, el cimborrio o el retablo, pero mi atención se perdió en esas geometrías variables. Tú también me lo explicas, con la diferencia de que me describes la catedral como un ser vivo, al que además la liturgia y la música le dan una categoría superior a la de simple monumento, pues pueden hacer de ella una escalera al Paraíso. La catedral, por parafrasear a Wagner, es una obra de arte total, muy superior a la del teatro, porque su puesta en escena no es efímera, sino que tiene aspiraciones de eternidad.

Coincido contigo en que las catedrales son parte de nuestra historia, pero no solo de la eclesiástica ni tampoco de la medieval. La catedral forma parte del paisaje de nuestras ciudades y ha contribuido a forjar su memoria. La catedral no podría entenderse sin el pueblo que siglos atrás participó en su construcción y hoy llena sus naves en las grandes solemnidades. Arte, belleza y pueblo ensamblaron la catedral.