Popieluszko, la libertad está en nosotros. Patriota; pero, primero, pastor
Popieluszko, la libertad está en nosotros propone una historia épica sobre la vida y martirio del padre Jerzy Popieluszko, que fue brutalmente asesinado por la policía comunista en octubre de 1984, pero en realidad son el pueblo polaco y, especialmente, la Iglesia y el movimiento Solidaridad los auténticos protagonistas del film
La película arranca con el primer Viaje de Juan Pablo II a Polonia, en 1979. Se trató de un acontecimiento extraordinario que conmocionó al pueblo polaco, duramente reprimido bajo un régimen comunista prosoviético implacable. El director aprovecha esas secuencias iniciales para presentarnos al joven sacerdote Popieluszko. Se trata de un hombre dócil, algo tímido, pero muy dispuesto. También se nos presentan elementos básicos de la situación: la propagación de huelgas y el liderazgo del cardenal Wyszynski. Durante toda la película, para ir tomando el pulso del momento, se van a ir intercalando imágenes documentales, que además contribuyen a darle veracidad a la historia.
La primera misión propiamente dicha que recibe Popieluszko en el film es en agosto de 1980, cuando le piden que celebre una Misa en una fundición en Varsovia, que se encuentra en huelga. Una vez que llega allí, empieza a confesar a obreros. Esto es importante, porque el guión va a subrayar continuamente los aspectos sacerdotales de Popieluszko. Nunca le muestra como un agitador político, sino como un pastor, y eso sí, también un patriota. Otra batería de imágenes documentales nos lleva, desde febrero de 1981, cuando el general Jaruzelski es nombrado Primer Ministro, hasta las huelgas de noviembre, pasando por el atentado contra el Papa, en mayo, y la represión contra Solidarnosc, en junio. La historia de Popieluszko se retoma el 13 de diciembre con la imposición de la Ley Marcial y la detención de Zygmunt Zdanowicz, en una de las escenas más dramáticas del film. Asistimos a la toma de los astilleros por parte del ejército, los juicios contra los dirigentes de Solidarnosc… y, en todo ello, Popieluszko nunca pierde de vista su verdadera condición: «Estoy huyendo del odio», dice refiriéndose a que no quiere odiar a sus enemigos. «Mi lucha es contra el mal, no contra sus víctimas», declara en alusión a los dirigentes comunistas.
Los acontecimientos se precipitan: vemos un año 1982 lleno de represiones violentas, y llegamos a mayo de 1983, y al primer atentado contra Popieluszko, del que sale ileso. En junio, vuelve Juan Pablo II a Polonia, y la situación se tensa más: el 12 de diciembre encarcelan a Popieluszko, donde vuelve a ejercer de confesor de los presidiarios. Empieza la noche oscura del sacerdote, que ve cómo algunos obreros le traicionan y cómo algunas autoridades de la Iglesia consideran imprudente su notoriedad. Otros, sin embargo, le apoyan incondicionalmente. En este sentido, es un detalle muy significativo que el cardenal Glemp haya accedido a representar su propio papel en la película. Seguramente sea la primera vez que un cardenal actúa en una película de ficción. Tras la impresionante peregrinación de los obreros a Czestochowa, se acerca el momento fatal. En octubre de 1984, tiene lugar otro atentado frustrado con el sacerdote, que finalmente es secuestrado y asesinado. Las últimas palabras que se oyen son las de Juan Pablo II proclamando el martirio de Popieluszko. Un rótulo nos recuerda que fue beatificado en 2010.
La película, vista ya por casi millón y medio de personas en Polonia, es un monumento a la memoria histórica en la línea de cintas como Katyn (Andrej Wajda, 2007) o La vida de los otros (Donnersmarck, 2006). Su aire documental, y a veces televisivo, no le resta fuerza narrativa, sin tener que recurrir a excesos melodramáticos o caricaturas. Más de 7.000 actores y extras han participado en el rodaje que, durante siete meses, se desarrolló en 14 ciudades polacas.
Rafal Wieczynski
Polonia
2009
Drama
+7 años