Patriarca Younan: los bombardeos «no están destinados a ayudar a las minorías»
«La intervención de la coalición internacional no está destinada a ayudar a aquéllas minorías indefensas como los cristianos o los yazidíes». Es la denuncia que ha hecho, a Radio Vaticano, monseñor Ignacio José III Younan, Patriarca siro-católico de Antioquía y de todo el Oriente, que estos días participa en el Sínodo de obispos. Atrapados entre la «estrategia geopolítica» oportunista de Occidente y el silencio de los líderes musulmanes, los cristianos se encuentran «en una situación desastrosa»
Mientras cuestiones que preocupan cotidianamente a las familias están en la agenda del Sínodo extraordinario sobre la familia, un participante ha venido a Roma con una historia muy siniestra que contar. Es la difícil situación de decenas de miles de familias cristianas iraquíes que escaparon de sus vidas para escapar de los militantes del Estado Islámico. Pocos piensan que vayan a volver a casa alguna vez. Así lo cuenta monseñor Ignacio José III Younan, Patriarca de Antioquía y de todo el Oriente de la Iglesia siro-católica, que estaba impaciente por hablar con Radio Vaticano fuera de la sala sinodal.
Quería crear conciencia global sobre las condiciones desesperadas en las que su pueblo está viviendo ahora en el norte de Irak. «La situación para nuestras comunidades en el norte de Irak es desastrosa», afirma el Patriarca Younan. «Nuestra gente, especialmente los siro-católicos, han sido realmente golpeados por el fanatismo y el yihadismo del llamado Estado Islámico». Militantes del Estado Islámico han arrasado amplias franjas de territorio iraquí, amenazando a los cristianos y a otras minorías a convertirse a su rama extrema del Islam, pagar un impuesto especial, o morir.
El Patriarca Younan explica que los siro-católicos han sido la mayor comunidad cristiana atrapada en la violencia yihadista: «Más de 70.000 siro-católicos han sido desplazados. Y eso significa más de dos tercios, si no tres cuartos, de nuestros fieles en todo Irak. Han sido desplazados y no tienen dónde ir. Y eso significa que ahora sólo tenemos la Iglesia en Baghdad. Y ésta también está sufriendo muchas presiones». Explica que incluso aunque «no tiene los medios», la Iglesia en Baghdad está acogiendo a muchas familias cristianas que están intentando desesperadamente salir del país.
«Sin esperanza para el futuro»
«Es una situación desastrosa para las familias y los niños, y también para nuestras parroquias», dice consternado. «No sabemos qué hacer con nuestra gente, especialmente con los jóvenes… los estamos dejando en una especie de limbo, sin esperanza para el futuro».
La otra comunidad de siro-católicos -añade- vivía antes en Siria: «Entre 35.000 y 40.000 siro-católicos estaban en la cuarta diócesis de Siria. Ahora también se enfrentan a una seria amenaza para su supervivencia allí. Las dos diócesis más grandes eran Homs y Aleppo, y ambas han sido duramente golpeadas».
El Papa Francisco, que sigue con preocupación los acontecimientos en la región, ha invitado a los líderes de las Iglesias católicas de Oriente Medio a participar en el próximo Consistorio, el día 20 de octubre en el vaticano. El Patriarca Younan estará entre ellos. «Ahora nuestra gente del norte de Irak está haciendo frente a una especie de genocidio; eso quiere decir exterminio. Han sido arrancados de sus tierras, y me da mucha pena decir que todavía no tenemos ninguna esperanza de que puedan volver. Y si vuelven, ¿quién les va a garantizar la seguridad?».
El Patriarca Younan dice que en el Consistorio, él y otros patriarcas exhortarán al Santo Padre y a los cardenales a que usen todos los recursos que la Iglesia tenga a su disposición, incluyendo sus medios de comunicación, relaciones diplomáticas, y su autoridad moral, para presionar para presionar para que haya un cese de la violencia y para hablar a favor de los cristianos de la región.
¿Ayudarán los bombardeos?
Dice que la Iglesia debe desafiar a «aquellos que tienen poder en la escena internacional para que apliquen sus principios a favor de la democracia, asegurando la libertad religiosa sobre el terreno, no sólo en discursos, ruedas de prensa y artículos».
Interrogado sobre si la campaña de bombardeos contra el Estados Islámico de la coalición internacional es suficiente para parar el avance de los yihadistas, el Patriarca responde: «No podemos decir que no funcione, pero ¿durante cuánto tiempo?» ¿Cómo será de efectivo? El Patriarca observa que mientras la Administración de Estados Unidos y la OTAN dicen que «llevará tiempo», él cree que la ayuda ha llegado demasiado tarde y que el tiempo se está agotando para los refugiados que necesitan asistencia humanitaria y alguna esperanza de poder volver a casa. «La intervención de la coalición internacional no está destinada a ayudar a aquéllas minorías indefensas como los cristianos, los yazidíes (y otros)». En vez de eso, asegura que la región se ha convertido en el peón de una «estrategia geopolítica» de «oportunismo económico».
Mientras tanto, el número de extremistas que se une a las filas de los yihadistas parece aumentar a medida que el Estados Islámico sigue ganando territorio en Irak y Siria. «Conocemos muy bien a este tipo de radicales: los extremistas, los yihadistas, están aumentando. Se les han unido muchos yihadistas de todo el mundo, no sólo de países donde hay una mayoría de musulmanes, sino también de Occidente, de Oriente… y esto es muy peligroso para nuestra existencia en Mesopotamia, especialmente en el norte de Irak».
«Los líderes musulmanes parecen callar»
Monseñor Younan, que tiene su sede patriarcal en Beirut (Líbano), tiene una relación cordial con los líderes religiosos musulmanes del Líbano y de otros lugares de la región. Al preguntarle sobre cómo la educación juega un papel en el escenario yihadista, dice: «Es bastante normal que pidamos a nuestros hermanos musulmanes que observen la educación de sus jóvenes, y especialmente que tengan cuidado con los discursos religiosos en las mezquitas o en sus escuelas. Y esto es algo muy, muy importante… Para la gente, parecen callar y no tienen el valor de plantar cara a esos grupos radicales y a esos que predican el odio y la intolerancia. Desde luego, tenemos que decírselo y se lo seguimos diciendo. En el Líbano, por ejemplo, cuando nos reunimos con los jeques musulmanes, ya sean sunitas o chiítas, seguimos discutiendo sobre este tema con mucha frecuencia. Y esperamos que haya un día en que entiendan que en su religión, tienen que encontrar los aspectos positivos de su relación entre los hombres y Dios y no centrarse en los versículos que promueven la violencia, el odio y la discriminación contra los no musulmanes».
El Líbano, que alberga a 17 confesiones religiosas diferentes, ha sido citado con frecuencia -a pesar de algunos períodos de inestabilidad- como modelo de coexistencia entre gente de diferentes credos. «¡Eso es correcto! -exclama el Patriarca- En todos los países de la región, especialmente donde tienes una mayoría musulmana que gobierna el país, no hay separación entre religión y estado. Y eso significa que siempre hay discriminación contra los no musulmanes que son minoría. Excepto en el Líbano. Éste país es en gran medida un modelo para toda la región. Y gracias a Dios tenemos igualdad de derechos para todos los ciudadanos. Y deseamos, e intentamos que se corra la voz de que los países árabes y los de mayoría musulmana tienen que seguir este ejemplo y también aplicar seria y sinceramente la Declaración de Derechos Humanos de la ONU de 1948».