Parroquias aún más seguras: La Inmaculada, de Alcorcón, instala medidores de CO2 - Alfa y Omega

Parroquias aún más seguras: La Inmaculada, de Alcorcón, instala medidores de CO2

El templo, el primero de la diócesis de Getafe que ha colocado un dispositivo de estas características, no ha registrado ningún contagio por la COVID-19 en su interior

José Calderero de Aldecoa

Con un seguimiento estricto de las medidas anti COVID-19, las parroquias se han posicionado como uno de los lugares más seguros frente al virus. El uso de la mascarilla, la distribución de gel, la distancia de seguridad, la ventilación, unido a la adecuación de las celebraciones a la actual situación de pandemia, han evitado que los templos se conviertan en un lugar de contagio masivo.

A todas estas medidas, la parroquia de La Inmaculada, de Alcorcón, ha añadido la instalación de medidores de CO2 para aumentar aún más la seguridad dentro del templo ahora que se acerca la Semana Santa, tiempo litúrgico en el que más concentraciones de fieles se suelen producir.

«Desde el principio de la pandemia los expertos se han referido a los medidores como un instrumento muy válido para luchar contra la COVID-19. Por otro lado, quería saber si teníamos una buena ventilación dentro del templo. Yo pensaba que sí, pero para cerciorarme de ello decidí comprarlos», explica el párroco Francisco Cañadas.

El dispositivo, que permite comprobar la calidad del aire interior circundante de un solo vistazo y que dispone de una sonda de CO2 con Tecnología NDIR infrarroja no dispersiva de alta precisión, se instaló el pasado 4 de marzo. Su colocación ha convertido a la parroquia de La Inmaculada en uno de los primeros templos de Madrid en controlar la calidad del aire y posiblemente en la primera en hacerlo de la diócesis de Getafe.

«Es muy sencillo. Tiene una luz verde, que indica que la calidad del aire es buena, una luz naranja, que indica una mayor concentración de CO2, y un indicador rojo, que se enciende cuando la calidad del aire es muy mala y es necesario ventilar», explica el sacerdote.

En función del color del LED, un grupo de voluntarios, que también se encargan del control del aforo y de distribuir el gel hidroalcohólico, abren o cierran una serie de puertas y ventanas que tienen distribuidas por todo el templo. «Hasta ahora no se ha encendido nunca el piloto rojo. Sí el naranja en alguna celebración a la que viene mucha gente y las posibilidades de ventilación se encontraban a la mitad. En ese caso, abrimos el resto de puertas y ventanas y ya está», detalla Cañadas. Hasta ahora, la medida ha funcionado y «no se ha producido ningún contagio de COVID-19 por una celebración. Es verdad que hay gente de la parroquia que han contraído el virus, pero todas ellas han sido en entornos fuera del templo», asegura el párroco. El punto a mejorar, reconoce, es el tema de la distancia de seguridad. «Se suele respetar bastante bien respecto de las personas que están a la derecha e izquierda, pero todavía cuesta un poco cumplirla con los que están delante y detrás».