Parolin llama en la ONU a cancelar la deuda externa
El secretario de Estado del Vaticano intervino en la 79 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), donde arremetió contra el aborto y criticó la lógica militarista
El Papa tiene un sueño para el Jubileo: condonar la deuda externa que los países pobres han acumulado con las entidades financieras internacionales a través de la creación de un mecanismo multinacional, basado en la solidaridad. Así lo dejó claro al recibir en junio a los participantes del encuentro organizado por la Pontificia Academia para las Ciencias sobre el tema: Abordando la crisis de deuda en el sur global.
El pasado lunes el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, hizo de altavoz de esta propuesta al intervenir en su nombre en la Cumbre del Futuro de la 79 Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Durante su alocución, dejó claro que para lograr el objetivo de «la eliminación de la pobreza» es necesario reformar las instituciones financieras internacionales, lo que también pasa por «la reestructuración de la deuda y la aplicación de estrategias de cancelación de la deuda».
«Un futuro pacífico y próspero requiere la voluntad política de utilizar todos los medios posibles para lograr un desarrollo sostenible», dijo Parolin, que permanecerá en Estados Unidos hasta el próximo lunes 30. El jefe de la diplomacia del Vaticano participa en la Semana de Alto Nivel 2024, junto a varios jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la sede neoyorquina de las Naciones Unidas.
En ese contexto reflexionó también sobre la crisis el sistema multilateral y puso como ejemplo la «erosión de la confianza entre las naciones», denotada por la creciente intensidad de los conflictos. «Esta cumbre debe ser fuente y motivo de esperanza», afirmó Parolin citando al Papa. A continuación, desplazó su mirada hacia el futuro, que, según él, debe construirse sobre principios como «la intrínseca dignidad divina de toda persona», «la promoción del desarrollo humano integral», «la igualdad y la dignidad soberana de todas las naciones y el establecimiento de la confianza entre ellas».
Llamamiento al desarme
Parolin también aprovechó ese escenario para criticar el paradigma militarista, al señalar que la búsqueda de la paz «requiere la realización del desarme general y, en particular, la eliminación total de las armas nucleares». En otras palabras, es necesario «dejar de lado las estrechas consideraciones geopolíticas y resistir a los fuertes lobbies económicos para defender la dignidad humana y garantizar un futuro en el que todos los seres humanos puedan gozar de un desarrollo integral, como individuos y como comunidades», aseguró.
El cardenal reflexionó además sobre las connotaciones que impone el uso de la inteligencia artificial (IA), qué definió como la última de las «vastas expansiones de las actividades industriales y de los maravillosos descubrimientos de la ciencia». Esta tecnología, sin embargo, «necesita urgentemente ser regulada», señaló.
Así, señaló que la Santa Sede «desearía ver un marco regulador para la ética de la IA» que aborde, entre otras cosas, «la protección de datos, la responsabilidad, los prejuicios y el impacto de la IA en el empleo». Sobre todo, añadió en referencia a las generaciones más jóvenes, «es un imperativo asegurar un futuro digno para todos, garantizando las condiciones necesarias —incluido un entorno familiar acogedor— para facilitar la prosperidad, al tiempo que se afrontan los innumerables desafíos que la obstaculizan, incluidos los derivados de la pobreza, los conflictos, la explotación y la dependencia».
Asimismo, Parolin se detuvo en el Pacto de la ONU para el Futuro, un documento con 56 puntos que establece una visión y plan de acción para abordar desafíos globales, centrándose en cinco áreas principales: desarrollo sostenible; paz y seguridad internacionales; ciencia y tecnología; juventud y generaciones futuras. Expresó algunas «reservas» sobre algunos de los conceptos utilizados. En primer lugar, los términos «salud sexual y reproductiva» y «derechos reproductivos»: «La Santa Sede cree que estos términos se aplican a un concepto holístico de salud, que abarcan, cada uno a su manera, a la persona en la totalidad de su personalidad, mente y cuerpo, y que favorecen el logro de la madurez personal en la sexualidad y el amor mutuo y la toma de decisiones que caracterizan la relación conyugal entre un hombre y una mujer en conformidad con las normas morales», aclaró el secretario de Estado del Vaticano.
«La Santa Sede —continuó— no considera el aborto o el acceso al aborto o a los abortivos como una dimensión de estos términos», aseguró. En cuanto al «género», explicó que la Santa Sede entiende el término «como basado en la identidad sexual biológica masculina o femenina».
En este sentido llamó al desarrollo humano integral, del que «la dignidad es el fundamento» y el diálogo «el medio necesario». «Hoy se desvanece el sentido de pertenencia a una única familia humana y el sueño de trabajar juntos por la justicia y la paz parece anticuado y utópico», concluyó Parolin. Pero «no tiene por qué ser así, si existe la voluntad de entablar un diálogo auténtico».