Parolin celebra una Misa por Ucrania: «Dios no pide que aceptemos la injusticia»
La basílica de Santa María la Mayor ha acogido la celebración con motivo del 30º aniversario de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede
El secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, ha celebrado en la tarde de este jueves una Misa por la paz en Ucrania en la basílica de Santa María la Mayor, de Roma. «Pidamos a Dios para que la martirizada Ucrania vuelva a convertirse de un desierto en un jardín florido», ha pedido durante la celebración.
En la homilía, el cardenal Parolin ha asegurado que «cuando el Señor nos pide ofrecer la otra mejilla, no pide que nos pleguemos a las injusticias». De hecho, informa Globalist, ha subrayado varias veces la necesidad de «justicia y paz» tanto en Ucrania como en todos los países del mundo golpeados por la guerra.
Por otro lado, ha matizado que «si bien es legítimo defenderse de los males externos, hace falta también defenderse internamente del odio y la venganza». Ha añadido que «Dios no nos pide cosas injustas o imposibles» sino «cooperar con Él en hacer el bien». Por último, ha pedido confianza en la posibilidad de que haya paz. «Hasta el desierto tiene derecho a la esperanza».
El Papa, con el arzobispo de Leópolis
La Misa, organizada por la Embajada de Ucrania ante la Santa Sede, tenía como objetivo conmemorar el 30º aniversario del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Con este mismo motivo, este jueves el Papa ha recibido en audiencia al arzobispo católico de Leópolis, Mieczyslaw Mkrzycki. En el encuentro estaba también presente en obispo auxiliar de Járkov-Zaporiyia, Jan Sobilo. Tras la cita, recoge Misyjne, Mokrzycki expresó su gratitud al Santo Padre por su recuerdo constante a Ucrania y su preocupación por evitar que el mundo no se acostumbre a la guerra.
Las relaciones diplomáticas entre ambos estados comenzaron en 1919. Sin embargo, se rompieron en 1921, al constituirse el país como república socialista soviética miembro de la URSS. El 8 de febrero de 1992, al cumplirse dos meses de la disolución de la Unión Soviética, se volvieron a establecer los lazos.