Parolin asegura que en la guerra de Ucrania deberían ser «los agresores» los primeros en cesar el fuego
Sus matizaciones llegan después de que las palabras del Papa suscitaran una ola de indignación entre las autoridades ucranianas y los líderes de la Iglesia grecocatólica de Ucrania
El jefe de la diplomacia del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ha asegurado que en la guerra de Ucrania —que cumplió dos años en febrero y que ha dejado más de 10.300 civiles muertos y una destrucción que requeriría una inversión de más de 450.000 millones de euros y años de trabajo, según datos de Naciones Unidas— son «los agresores» los «primeros» que deberían «cesar el fuego».
«La Santa Sede sigue en esta línea y continúa pidiendo un “alto el fuego” —y los agresores deberían ser los primeros en cesar el fuego— y después la apertura de negociaciones», ha asegurado el más estrecho colaborador del Papa en una entrevista con el diario Il Corriere della Sera.
El secretario de Estado del Vaticano ha asegurado que en el llamamiento que hizo Francisco en la entrevista grabada con los medios suizos el pasado 25 de febrero para que se creen las condiciones para una solución diplomática en busca de una paz justa y duradera, es «obvio» que crear las condiciones para una negociación depende de las dos partes en conflicto, Rusia y Ucrania, y que la «primera condición» es «poner fin a la agresión».
«Es evidente que la creación de tales condiciones no es responsabilidad de una sola de las partes, sino de ambas, y la primera condición me parece que es precisamente la de poner fin a la agresión. No hay que olvidar nunca el contexto y, en este caso, la pregunta que se formuló al Papa, quien, en respuesta, habló de negociación y, en particular, del valor de la negociación, que nunca es una rendición», ha señalado Parolin.
Sus matizaciones llegan después de que las palabras del Papa hayan levantado ampollas entre las autoridades ucranianas y los líderes de la Iglesia grecocatólica de Ucrania.
«Hoy se puede negociar con la ayuda de las potencias internacionales. La palabra negociar es valiente», declaró el Pontífice. Se trata de la primera vez que el Papa usó los términos «bandera blanca» o «derrotado» en referencia al conflicto en Ucrania, lo que provocó la inmediata reacción de las autoridades ucranianas. La embajada de este país ante la Santa Sede aseguró que durante la Segunda Guerra Mundial nadie habló «de negociaciones de paz con Hitler». Y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reprochó al Pontífice que intente mediar «entre quien quiere vivir y quien quiere destruirles».
El arzobispo mayor de la Iglesia grecocatólica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, también expresó su rechazo: «En Ucrania nadie tiene la posibilidad de rendirse. Ucrania está herida pero invicta. Ucrania está exhausta pero sigue en pie», consideró durante una visita a la parroquia grecocatólica ucraniana de San Jorge, en Nueva York, subrayando que nadie está pensando en rendirse, según recogieron medios locales.
El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, también intentó suavizar las palabras del Papa y emitió un comunicado diciendo que el término «bandera blanca» había sido utilizado por el entrevistador y que Francisco simplemente lo había repetido «para indicar un cese de hostilidades y una tregua alcanzada con el coraje de las negociaciones».
«Su esperanza es una solución diplomática para una paz justa y duradera», dijo Bruni. El Santo Padre explicó que la negociación no es debilidad, sino fuerza. No es rendición, sino valentía. Y nos dice que debemos tener una mayor consideración por la vida humana, por los cientos de miles de vidas que se han sacrificado en esta guerra en el corazón de Europa. «Son palabras que se aplican a Ucrania como a Tierra Santa y a los demás conflictos que tiñen el mundo de sangre», ha remachado.
Asimismo, el jefe de la diplomacia de la Santa Sede, Pietro Parolin, ha abogado por «una solución diplomática». «La guerra desatada contra Ucrania no es el efecto de un desastre natural incontrolable, sino de la sola libertad humana, y la misma voluntad humana que causó esta tragedia tiene también la posibilidad y la responsabilidad de tomar medidas para ponerle fin y allanar el camino hacia una solución diplomática», ha afirmado en este sentido.
Del mismo modo, ha señalado que la Santa Sede está preocupada por el «riesgo» de una escalada bélica. «La elevación del nivel del conflicto, la explosión de nuevos enfrentamientos armados, la carrera hacia el rearme son señales dramáticas e inquietantes en este sentido. La ampliación de la guerra significa nuevos sufrimientos, nuevos lutos, nuevas víctimas, nuevas destrucciones, que se añaden a los que el pueblo ucraniano, especialmente los niños, las mujeres, los ancianos y los civiles, están experimentando en su propia carne, pagando el precio demasiado alto de esta guerra injusta», ha concluido Parolin.