Para vivir (sin estrés) la Noche de paz
Chiti Hoyos, autora de Dios bendiga esta casa, ofrece unos tips para vivir en sentido cristiano la Nochebuena en casa
No es raro que los días de Navidad se vivan con cierta inquietud e incluso con estrés, prestando atención a detalles que no responden a lo esencial de esta celebración. ¿Qué actitud debemos tener de entrada a la hora de organizar Nochebuena y Navidad? Chiti Hoyos, esposa y madre de ocho hijos, y autora de Dios bendiga esta casa. Pequeño compendio de teología del hogar, propone vivir la Nochebuena desde el punto de vista de los tres evangelistas que hablan del nacimiento de Jesús: Lucas, Mateo y Juan.
«Lucas nos aporta la ternura del pesebre, de los pastores y de los Reyes Magos. Mateo nos sitúa en la verdad de que Dios es Emanuel, el Dios con nosotros, que viene a habitar y estar presente en nuestro hogar. Y el Evangelio de Juan nos va a hablar de esa gran luz que vino al mundo para que fuera acogida y que viene en medio de nuestras tinieblas y dificultades», afirma.
Hacia la casa del Pan
Para empezar, el Evangelio de Lucas «nos está hablando de que Belén es etimológicamente la casa del pan, y el pesebre es el lugar donde se pone la comida. De este modo, la mesa de Nochebuena se convierte en nuestro pesebre, donde Dios se va a hacer presente. Por eso, al igual que María y José tuvieron que hacer los preparativos y María «conservaba todas estas cosas en el corazón», entonces no solo hay que preparar los platos y la comida, «sino que tenemos que preparar el corazón para este momento».
¿Cómo hacerlo? «Debemos empezar con oración y tener en cuenta que el pesebre era sencillo y humilde; es decir, no hacen falta grandes lujos. Es verdad que la cena tiene que estar buena pero no hacen falta grandes manjares. Tan solo hemos de poner a los pies del Señor lo más importante: el amor con el que lo vamos a preparar todo y el amor con el que vamos a estar todos unidos en esta Nochebuena».

Yendo al Evangelio de Mateo, Chiti cuenta que parte de «una gran sorpresa» porque «no se esperaba que Dios llegara en ese momento y es verdad que ocurren cosas inesperadas». Así, José se encuentra con que el Niño va a nacer en una cueva cuando a lo mejor habría preferido otras circunstancias. Por eso, al igual que él, «tenemos que vivir con mansedumbre» estos días, y aceptar «todas esas cosas que no pueden salir perfectas, como que se nos queme un plato o se nos rompa un vaso». Y tal como hicieron los pastores en la Noche santa, que llevaron lo mejor que tenían, «hemos de poner la mejor vajilla pero también lo mejor de nosotros mismos». Para la autora de Dios bendiga esta casa, esto significa «poner lo mejor de nuestra parte para que todos tengamos una Nochebuena llena de esa presencia de Dios con nosotros».
Chiti pide también recordar las genealogías de Jesús que se leen en estos días: «Es un buen momento para dar gracias y tener presente a la familia que nos ha transmitido estas tradiciones y las ha fijado de padres a hijos», e incluso «podemos cocinar alguna receta de la abuela y dar muchas gracias a Dios por nuestros mayores».
Por último, el evangelio de Juan «nos habla de esa luz que vino a las tinieblas», para lo que «podemos pedirle perdón al Señor por todas las veces que no hemos sabido verle ni lo hemos tenido presente en nuestros corazones, y hacer después un pequeño propósito de enmienda para acogerlo verdaderamente allá donde estemos».
«Hay que empezar con la oración», dice Chiti Hoyos, que propone una serie de tips para vivir mejor la Nochebuena: «se apagan todas las luces de la casa, con la mesa aún por poner, con una vela apagada en el centro. Entonces un adulto lee el capítulo 1 del Evangelio según San Juan. Al acabar se enciende la vela y se guarda un pequeño silencio, para después romperlo cantando Noche de paz».
Después ya se pueden encender las luces y se pone el mantel y los mejores platos, «al igual que los pastores pusieron lo mejor que tenían en el evangelio de Lucas. Cuando llega la comida volvemos otra vez a Juan, porque el Verbo se hizo carne, y se pasa de nuevo el Evangelio de Lucas con todo el relato del nacimiento del Niño Jesús y la venida de los pastores. Después de eso nos vamos al evangelio de Mateo y nos acordamos de la familia que ya no está: podemos poner fotos de los que han muerto y que ya no están con nosotros, pero sí están en espíritu celebrando con nosotros. Cada uno de los miembros puede hacer después una acción de gracias por lo vivido en los últimos meses, y terminar con una buena bendición de la mesa».