Para un pastor no hay rebaños grandes y pequeños - Alfa y Omega

Para un pastor no hay rebaños grandes y pequeños

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No había pasado ni un mes desde que los actos finales de la JMJ de Lisboa congregaran en el Campo de Gracia a millón y medio de jóvenes. El dato, ciertamente llamativo en un mundo en el que algunos intentan dejar la fe de lado, se repitió mucho en las informaciones. El 31 de agosto el Papa volvió a subir a un avión. El vuelo a Mongolia duró casi diez horas y obligó al Pontífice a dedicar un día entero a descansar y recuperarse. Durante el regreso a Roma reconoció que «para mí ahora hacer un viaje no es tan fácil» e insinuó que de momento se está intentando limitar su agenda.

Este contexto da todavía más valor al empeño de Francisco por visitar, a sus 86 años, un país donde los 1.500 fieles católicos no bastan ni siquiera para llenar un centro deportivo. Mongolia es una de las periferias más claras de la Iglesia, pero el Santo Padre la ha visitado con el mismo empeño y cariño que a los jóvenes entre los que se dio un baño de multitudes en Lisboa. Para un pastor no hay rebaños grandes y pequeños, porque piensa en cada oveja. Solo queda encomendar que esta fidelidad en lo poco se vea recompensada en lo mucho y siga contribuyendo a abrir a Cristo las puertas de Asia.