Para el Papa, la presencia de divorciados en la Iglesia «testimonia su deseo de perseverar en la fe» - Alfa y Omega

Para el Papa, la presencia de divorciados en la Iglesia «testimonia su deseo de perseverar en la fe»

Pide «acompañamiento pastoral» para quienes cohabitan sin casarse y quienes vuelven a hacerlo tras romper su matrimonio canónico

Rodrigo Moreno Quicios
El Papa Francisco en el Vaticano el pasado 20 de noviembre
El Papa Francisco en el Vaticano el pasado 20 de noviembre. Foto: CNS / Pablo Esparza.

Aunque la Iglesia «promueve la familia dentro del matrimonio», el Papa ha reiterado este lunes —como ya he hecho en otras numerosas ocasiones— la importancia de ofrecer «acompañamiento pastoral a quienes cohabitan aplazando indefinidamente su compromiso conyugal y a los divorciados vueltos a casar». Lo ha dicho en una audiencia con la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia.

Repitiendo la famosa célebre que acuñó en la JMJ de Lisboa, esto es, que «la Iglesia debe acoger a todos, todos, todos», Francisco ha hecho hincapié en que tanto las parejas que no se casan como los divorciados que vuelven a hacerlo por lo civil «son bautizados, hermanos y hermanas». De acuerdo con el Santo Padre, «el Espíritu Santo derrama en ellos dones y carismas para el bien de todos». Y ha agradecido «su presencia en la Iglesia» porque «testimonia su deseo de perseverar en la fe a pesar de las heridas de experiencias dolorosas». 

Sin olvidarse de «la familia fundada en el matrimonio»

La acogida del Pontífice de estos perfiles no significa una desatención de «la familia fundada en el matrimonio». Y ha emplazado a la Iglesia a contribuir «en todo lugar y en todo momento a hacer más sólido el vínculo conyugal en virtud de ese amor que es más grande que todo: la caridad».

De acuerdo con el Papa, «la fuerza de la familia reside esencialmente en su capacidad de amar y de enseñar a amar». Y ha recalcado que, «por muy herida que esté una familia, siempre puede crecer desde el amor».

Concluyendo su intervención, Francisco ha denunciado que «desgraciadamente hay países en los que las autoridades públicas no respetan la dignidad y libertad a las que todo ser humano tiene un derecho inalienable como hijo de Dios». Y ha condenado que «a menudo pesan limitaciones e imposiciones, especialmente sobre las mujeres, forzándolas a posiciones de subordinación».