Pandemia. Miradas de una tragedia
La vida y la muerte en pleno Estado de alarma en diversos países del mundo. 26 fotógrafos retratan en un libro esta huella imborrable
Morir de hambre o enfermar. Fue la encrucijada a la que se enfrentaron millones de peruanos semanas después de la invasión de la COVID-19. Gran parte de la población trabaja –trabajaba– en el sector informal, era imposible exponerse a un aislamiento severo sin recursos. Los contagios se multiplicaron entonces. «Miles ni llegaron a un hospital, murieron en sus casas», cuenta el fotógrafo Rodrigo Abd. «Se llenaron los cementerios» –él mismo lo retrata– y, mientras, «Perú rezaba por sus enfermos y por los familiares de las víctimas».
Felipe Dana muestra el aire denso de un Manaos sofocado por la negación. «Muchas familias se apresuraban a negar la posibilidad de que el virus se hubiera llevado la vida de sus seres queridos», reconoce. Esto se debe a una combinación de «desinformación, falta de educación, pruebas insuficientes y mensajes contradictorios de los líderes del país». Pero las evidencias aplastan: la capital de la Amazonía brasileña ha perdido oficialmente a más de 200.000 personas a causa de la pandemia.
Dos religiosas caminan con rapidez por las calles de Mission District, en San Francisco. Darcy Padilla deambulaba por las calles de uno de los primeros estados norteamericanos en confinarse cuando se cruzó con ellas, que «rezaban tras sus máscaras quirúrgicas. Oraciones por los latinos del vecindario que constituían una gran parte de los casos de contagio: los trabajadores esenciales».
En las villas de Buenos Aires la emergencia tuvo nombre de mujer. Ana, Juana, Andrea y Susana «se pusieron al hombro el servicio a su comunidad», explica Anita Pouchard. La crisis valorizó el servicio a los barrios.
Pandemia. Miradas de una tragedia recoge el testimonio visual de 26 fotógrafos y fotógrafas de España e Iberoamérica que refleja instantes y miradas de una de las mayores catástrofes que ha asolado el mundo de forma global. Este libro, coeditado por Blume y la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), recorre hospitales, residencias, tanatorios y cementerios, y muestra la vida bajo el Estado de alarma en Brasil, Perú, Argentina, Venezuela, Colombia, El Salvador, México, Estados Unidos, Líbano, Jordania o España durante los meses más duros.
En México, el muro tenía forma de bicho. Estados Unidos se moría y miles de solicitantes de asilo que esperaban en la frontera tuvieron que levantar «un pequeño hogar en el limbo», como enseña Guillermo Arias. La desesperación ante la escasez, la hiperinflación y la violencia venezolana se han visto triplicados a causa de la crisis. Óscar B. Castillo pasea entre la gente sencilla inmortalizando el caos de sobrevivir. El Raval barcelonés «no se resigna», asegura Sandra Balsells. Ejemplo es el claustro retratado de la parroquia de Santa Anna, donde no falta comida. Fabiola Ferrero acompaña la cotidianidad de un enfermo aislado en casa. En las fotos de Susana Vera «lo único que cabe en el paisaje es un ataúd», describe la escritora Elena Poniatowska en el prólogo. El Líbano de Diego Ibarra son campos de refugiados que esperan alimentos y una sonrisa tímida tras la mascarilla de unos recién casados. Para Cristina García Rodero España son unos niños en el balcón, y Ricardo García Vilanova entra en las residencias tabú. Carmenchu Alemán se esconde tras un Madrid en blanco y negro y la soledad de las palomas en la Puerta del Sol. El epílogo es la foto de Santi Palacios del aparcamiento de un tanatorio de Barcelona convertido en morgue. Los muertos no tenían descanso, pero no se podía contar. Hasta ahora.
Varios autores
Blume y AECID
2021
304
39 €