Detrás de este título que a muchos puede parecer cursi y poco comercial se esconde una historia llena de dureza, pero también con destellos de humanidad. Benito Zambrano está habituado a adaptar novelas, y su anterior cinta, Intemperie, que se basaba en la novela homónima de Jesús Carrasco, es probablemente su mejor película después de Solas (1999). En este caso, el guion adapta la primera novela de Cristina Campos, que profesionalmente se dedica a la dirección de cástines.
Ambientada entre África y Valldemosa (Mallorca), el argumento entrelaza tres tramas. Por un lado, la de Marina (Elia Galera), una médico cooperante en África que se plantea adoptar al bebé de una mujer cuyo parto ha atendido y que terminó en el fallecimiento de la madre. En segundo lugar, la trama de Anna (Eva Martín), la hermana de Marina, que al drama de tener un marido impresentable y arruinado suma la aparición de una terrible enfermedad. Por último, la intriga de una herencia inesperada, fruto de secretos familiares muy bien guardados.
La vida y la muerte se entrelazan en esta cinta cuyo principal defecto es que resulta en exceso literaria, y se notan sus costuras narrativas en perjuicio de la sensación de autenticidad. Dicho de otra forma: el guion está demasiado presente. Con todo, la película de Zambrano aborda cuestiones de interés, no siempre con el mejor tratamiento. Elogia la experiencia de maternidad —de Marina, pero también de Anna—, critica las conductas egoístas, denuncia el machismo inveterado, valora la acción social de la Iglesia… pero, por otro lado, reivindica el consumo de marihuana y flirtea con la eutanasia. El trabajo de las actrices es sólido, con la impagable presencia de Claudia Fazi en el papel de la panadera Catalina. A Elia Galera quizá le sobra gravedad, la que le falta a su novio, Mathias, interpretado por Tommy Schlesser. Como resultado, tenemos una película irregular, agridulce y algo descompensada, con indisimulada simpatía por la corrección política.
Benito Zambrano
España
2021
Drama
+7 años