Lorenzo Silva regresa con nuevo título de su exitosa serie de los guardias civiles Rubén Bevilacqua, Vila, y Virginia Chamorro, que celebra tres décadas. Las fuerzas contrarias sitúa al subteniente y la brigada en pleno confinamiento por la pandemia, teniendo que enfrentarse a dos casos simultáneos: la desaparición de una mujer en Badajoz y el hallazgo del cadáver de otra en su domicilio de Illescas (Toledo) en circunstancias que hacen sospechar que no es un cuadro de COVID-19 sino del más abyecto de los asesinatos por la vulnerabilidad de la víctima, de avanzada edad.
A cinco años de la pandemia, no yerra Silva. Es el momento de echar la vista atrás para realizar con la perspectiva adecuada una reflexión crítica y serena de lo que perdimos, dar valor a lo que conservamos y a lo que jamás debemos dejar que se nos arrebate, como la dignidad y nuestras esperanzas. La enérgica apuesta de Vila, explícita, es la de renacer cada madrugada.
La prosa de Silva es de una precisión que corta el aliento. Clava la frase de Chandler en el momento exacto. Más allá, la gran verdad de la narración, como la de la vida, está en los detalles. Sonrisas que se adivinan bajo una mascarilla o el recuerdo de una madre accionando una vieja Singer heredada de la abuela en tiempos de escasez. Esta novela nos devuelve a lo que somos, «un milagro que se sostiene en la incertidumbre», dice Vila. Y lo que nos ayuda contra la incertidumbre, añade, es la fe. Cuando el mal nos supera, solo queda rezar.
Alguna lección nos llevamos sobre los propios prejuicios, que aprendemos a fuerza de golpes (de trama). Y hay bofetadas de otro tipo, como el flashback hasta aquella foto viral de los ataúdes en línea en el Palacio de Hielo de Madrid, convertido en morgue improvisada por la saturación de los tanatorios. Revivimos con el recuerdo el peso de la fraternidad al límite.
Es esta una de las novelas más quijotescas de la saga. Vila no es un Sherlock de la Benemérita sino un caballero de la triste figura. Caballeros andantes del siglo XXI, Bevilacqua y Chamorro tienen talla de gigantes en el imaginario de nuestra literatura española, corroboran como ningún otro personaje contemporáneo, en tan plena interdimensionalidad, la frase de C. S. Lewis: «Leemos para saber que no estamos solos». Mientras cabalguen juntos, nuestro mundo tendrá más posibilidades de ser mejor.
Al menos yo no creo haber leído más profundas declaraciones de amor en las últimas décadas que en estas páginas. ¿Procede seguir formulando al autor la pregunta recurrente de si los protagonistas van a dar un paso más en su relación? No creo que haga falta.
Lorenzo Silva
Destino
2025
408
22,90 €
