El suplicio del verdugo - Alfa y Omega

El suplicio del verdugo

Maica Rivera

La llegada a librerías de la nueva novela de Lorenzo Silva supone uno de los grandes acontecimientos literarios del año en España. Púa, que da título a la obra, es el mote descriptivo —en referencia a las cualidades de fino y astuto— por el que conoceremos a un librero de lance que recupera su doble identidad de agente secreto para cumplir la última voluntad de su viejo compañero Mazo. Movido por la lealtad hacia el que una vez le salvó la vida, acepta la misión de proteger a cualquier precio, incluso in extremis, a la hija del camarada, Vera. Es una joven problemática a quien las malas compañías han colocado en una situación de alto riesgo, para su integridad tanto física como mental.

Lo que pretende solucionar de un plumazo, violencia profesional mediante, a Púa se le irá complicando hasta verse implicado en una oscura trama de inesperada envergadura con plus de peligrosidad, que tendrá que afrontar sin el respaldo de la que fue su organización, La Compañía. Desde el primer capítulo, confesional en primera persona, sabremos de los remordimientos de conciencia de Púa en relación al pasado tenebroso que le une a Mazo: años de participación voluntaria en la guerra sucia del Estado contra el terrorismo. Muy lejos quedan los bríos iracundos del momento de juventud en que fue reclutado para la causa, ávido de venganza a raíz de sufrir una pérdida familiar en un atentado. Púa es ahora consciente de que traspasar los límites que impone la misericordia también mata por dentro al justiciero inclemente de forma irreversible. Los años no le han endurecido el alma ni le han reblandecido el cerebro, sino todo lo contrario: le han hecho aprender que no hay justicia sin caridad. Padece un autodestructivo sentimiento de culpa —la tara de arrastrar el fardo de la muerte del prójimo— y se juzga en retrospectiva sin autoindulgencia; le ha quedado claro que «si uno quiere hacer el bien, no hay otro camino que las acciones bondadosas». Ningún fin justifica los medios, y, aplicado esto a la intrahistoria, se nos dice que «ninguna idea justifica obligar a una madre a llorar a su hijo».

Pone el dedo en la llaga el personaje de Irene, con quien Púa mitiga la soledad durante el tiempo que se prolonga el último encargo de La Compañía. Llega hasta el lector su dulce voz femenina, porque el tiempo presente de la narración con que se cuenta la historia de salvación de Vera —por cierto, incluye a medias que sea salvada de sí misma— se intercala con el relato de los recuerdos de Púa en acción contraterrorista. Unas memorias al filo del abismo que son pasado hasta que este interfiere de forma definitiva en la actualidad a través de nuevos reencuentros, poco apetecibles pero necesarios para intentar salir de una pieza, tanto Vera como él, en ese orden, del atolladero.

Desde C. S. Lewis, nada ha interpelado a la que escribe estas líneas como lo han hecho las primeras páginas de esta novela en cuanto a reflexiones sobre la bondad y la maldad en el alma y la condición humana. Se le añade al autor el mérito de ejercer una poderosa voluntad literaria, de ideas y de estilo, absolutamente necesaria —¡urgente!—; una prosa descriptiva, serena, cuidada y elegante, documentada con rigor, que debiera ser magisterio en el género y, en general, magisterio en los tiempos que corren. Vislumbramos un homenaje a Kafka que pone el pie en la parábola y lo universal; también hermandad con el mejor Paul Auster —el de La trilogía de Nueva York, claro—, entre tantas intuiciones de los clásicos. No reabriremos el eterno debate de si la lectura nos hace mejores personas, pero lo que podemos asegurar es que leer este libro de Lorenzo Silva sí que nos empuja a querer serlo.

Púa
Autor:

Lorenzo Silva

Editorial:

Destino

Año de publicación:

2023

Páginas:

464

Precio:

21,90 €