Padre Ángel: «Vamos a seguir abriendo iglesias y hogares»

«Es un honor que exista Mensajeros de la Paz cuando tenemos en el mundo 40 guerras abiertas», ha aseverado Isabel Celaá al recibir, este miércoles, al padre Ángel en la Embajada de España ante la Santa Sede. El presidente de la institución, que cumple 60 años, ha viajado a Roma con una pequeña delegación para celebrar sus logros: «Abrir una iglesia, tener residencias en más de 75 países y demostrar el trabajo social y pastoral que hemos hecho».

En conversación con Alfa y Omega, el padre Ángel ha revelado los planes para Mensajeros de la Paz en el futuro: «Seguir abriendo hogares e iglesias 24 horas en las que puedan estar los unos y los otros». Lo demuestra con obras, porque durante su breve estancia en Roma ha visitado la iglesia de Santa Lucía de Golfalone y servido desayunos a personas sin hogar.

También ha visto como un peregrino más al Papa en la audiencia general de los miércoles: «Lo he visto muy bien, con ganas de contagiarnos la idea de que hay que hacer el bien y estar con los más vulnerables». Subraya que «para la edad que tiene está estupendamente», que a ambos «todavía nos queda un buen rato de vivir y trabajar para los demás» y que «hay que seguir caminando, seguir creyendo y seguir soñando por muchos años que tengamos».

Pide crear el Ministerio de la Soledad

La relación del padre Ángel con Francisco es estrecha, en diciembre de 2022 ya estuvieron reunidos en el Palacio Apostólico durante más de una hora. Comparte con él el diagnóstico de los problemas del mundo que ya hizo en 2013. «Una de las primeras palabras que dijo el Papa hace diez años, y que escuché con estos oídos, es que los dos principales problemas que tiene nuestra sociedad son la migración y la soledad».

El presidente de Mensajeros de la Paz ha cerrado su visita a Roma con un encargo a los políticos de cara a las elecciones generales del próximo 23 de julio: «Pedimos a los gobernantes que creen el Ministerio de la Soledad, igual que se ha hecho en Japón y Reino Unido. Quizá no estén muy convencidos porque puede ser que no dé votos, pero el problema que tienen tanto España como Italia es la soledad».