Osvaldo Vivar: «Hay que prestar más atención a los perseguidos por su fe» - Alfa y Omega

Osvaldo Vivar: «Hay que prestar más atención a los perseguidos por su fe»

El nuevo superior general de los mercedarios desea que sigan «fuertes en la fe y en la esperanza, dando testimonio de que la vida fraterna en comunidad es posible», y mantener el compromiso con los cautivos

José Calderero de Aldecoa
Vivar, sonriente, saluda al Papa. Foto: CNS.

Al estar en el consejo general de la orden, ¿se esperaba esta nombramiento o ya tenía las maletas hechas para volver a casa?
La elección ha sido, hasta cierto punto, inesperada. Aunque era candidato, y sabía que había esa posibilidad, no pensé que se fuera a concretar en la realidad. Ya pensaba regresar a la provincia de México. Sin embargo, se ha dado la elección y he asumido la responsabilidad siempre pensando en que la voluntad de Dios se expresa a través de los hermanos. Así que terminé diciendo: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad».

Precisamente es usted el primer mexicano superior de una orden muy vinculada a la pastoral penitenciaria. ¿Cómo ve la realidad de su país con respecto a la violencia?
¡Lamento tanto la situación de la violencia que hay en mi país! Se han producido muchos muertos. La inseguridad ha puesto en crisis la vida de las personas, de los pueblos, hasta de las instituciones… He sabido que, por la inseguridad, hay mucha gente que ha tenido que emigrar para salvar la vida. Entiendo que una situación que se ha venido desarrollando desde hace ya varios años se haya convertido en incontrolable, pero hay que encontrar la forma de afrontar la realidad de una manera más eficaz. La pastoral penitenciaria, particularmente realizada por los religiosos de la provincia de México, es encomiable. Junto con religiosas, laicos comprometidos o instituciones civiles y religiosas, han ido realizando un trabajo de evangelización y promoción humana muy importante. Aunque nunca será suficiente, ya que, justamente por la crisis social, las cárceles están más hacinadas. Debo decir que el trabajo de la pastoral penitenciaria se realiza también de manera muy significativa en diferentes partes donde la orden se encuentra presente. Es parte de nuestro carisma como religiosos mercedarios en la Iglesia.

Incluso se hace un selfi o descuelga el teléfono cuando alguien llama a la curia. Foto cedida por Leoncio Osvaldo Vivar Martínez.

Originalmente su carisma era la redención de los cautivos, y se atendió a muchos cristianos presos por los musulmanes. En la actualidad, sigue habiendo cristianos encarcelados por su fe. ¿Se les ayuda de algún modo?
En el trabajo pastoral con migrantes y en la pastoral penitenciaria se van encontrando personas que viven desgraciadamente cierta persecución por la fe. Se les anima, se les alienta y se les procura la ayuda necesaria. Aunque, ciertamente, tenemos que diferenciar más la atención a quienes, en distintos lugares, se ven perseguidos por motivos de la profesión de su fe cristiana. Es un reto que tenemos que afrontar con mayor y mejor proyección mercedaria.

¿Hacia dónde quiere que caminen los mercedarios en los próximos años?
La base fundamental como religiosos en la Iglesia es la fe. Para mí es muy importante que sigamos fuertes en la fe y en la esperanza, dando testimonio de que la vida fraterna en comunidad es posible. Y desde el testimonio de la fraternidad, seguir realizando con alegría y generosidad el servicio a los cautivos de nuestro tiempo.

Será también importante la promoción de vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal; animar todavía más la formación permanente, teniendo en cuenta que los tiempos cambian y que hay que tener la capacidad de mirar el mundo de acuerdo a los signos de los tiempos de hoy.

Por otro lado, tenemos que buscar cómo fortalecer nuestras presencias en donde ya nos encontramos, especialmente en lugares de misión como Asia y África.

Un carisma más vigente que nunca

Tras su nombramiento el 7 de mayo, el Papa recibió a fray Osvaldo y al resto de miembros del capítulo general. «Nos dijo que nuestro carisma está más vigente que nunca, teniendo en cuenta la diversidad de cautividades que van surgiendo en el mundo». En este sentido, «nos exhortó a descubrirlas», revela el nuevo superior, que señala «la explotación de personas por el crimen organizado, la trata de mujeres o el desplazamiento de personas por la violencia o la pobreza».

¿Lo de la promoción de vocaciones lo dice por la escasez de esta en la orden?
La pastoral vocacional es, sin duda, una gran prioridad. Creo que, como todas las comunidades en la Iglesia, estamos padeciendo una fuerte crisis. Sin embargo, vemos con gran esperanza que en las diferentes provincias de la orden van surgiendo vocaciones paulatinamente, sobre todo en Iberoamérica, Asia y África. Y quienes ya están en proceso, van emitiendo sus votos temporales o votos solemnes.

Actualmente, somos en torno a 480 miembros, pero tenemos la esperanza de ir fortaleciendo la orden con nuevas vocaciones.

En España se aprobó hace unos años la prisión permanente revisable. ¿Qué le parece esta medida?
La verdad es que no sabía tal noticia. Sin embargo, creo que las personas pueden llegar a recuperar la conciencia de su dignidad humana y pueden ser acreedoras de alguna oportunidad de vida fuera de la prisión. Desde luego, con acompañamiento y ayuda profesional para lograrlo. Estoy convencido de que el encuentro con Dios, con Cristo Redentor, rompe las cadenas que aprisionan a la persona. Y, justamente, el aporte que se ofrece desde una auténtica evangelización es ese. «Todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro», como decía Oscar Wilde.