Osoro: «Algunos han convertido a Dios en una ideología»
El arzobispo de Madrid destaca la importancia de que las familias «tengan acceso a una vivienda que no sea un reducto minúsculo»
El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, recuerda en una entrevista en El Debate que la Iglesia católica «es una fuerza de bien, de verdad, de vida, de justicia, de fortaleza… Para eso nos ha constituido Dios como pueblo que camina en medio de las tensiones y de las dificultades del mundo». Osoro invita a los fieles a «rezar bien, empezando, por ejemplo, con el padrenuestro, que nos recuerda que Dios es padre de todos los hombres». Según el prelado, «algunos esto no lo saben, no se han enterado de que tienen un Padre. Y otros lo han convertido en una ideología, pero los cristianos sabemos que tenemos un Dios que es Padre, lo que supone que todos los que tengo a mi alrededor son hermanos míos. Es urgente caer en esto».
El arzobispo tilda de «absurda» la Ley de la Eutanasia, ya que «hay que poner todas las medidas para salvaguardar la vida». «Lo más fácil es matar, pero es lo menos humano. Ya no digo cristiano, que, por supuesto no lo es, sino lo que no es humano es eliminar vidas. ¿Por qué no ponemos todo lo necesario para cuidar la vida? El Señor nos ha puesto en este mundo para hacer vivir», señala Osoro, que apunta que «en ese sentido, los cuidados paliativos son fundamentales».
También reflexiona sobre el aumento de la pobreza en España, especialmente tras la pandemia (según Cáritas, hay once millones de personas bajo el umbral de la pobreza, 2,5 millones más que hace tan solo tres años). Osoro cree que la Iglesia debe resaltar la importancia de «un trabajo digno para que [las familias] puedan tener lo necesario para vivir. La defensa de la familia se hace también entregando ese trabajo».
«Para nosotros, la familia cristiana tiene un valor, una fuerza especial, en la transformación de la sociedad. Hay que dotarlas de los medios necesarios para que puedan tener acceso a una vivienda que no sea un reducto minúsculo donde no puedan vivir. Es responsabilidad del Gobierno, porque al final la pobreza recae fundamentalmente sobre las familias, con las consecuencias que trae consigo: malvivir, destrucción de los lazos comunitarios…», sostiene el cardenal.