Obispo y vocal electoral: «Los sistemas que no se cuidan se deterioran»
Santos Montoya, obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, pasó la jornada del domingo como vocal en una mesa electoral. Narra a Alfa y Omega su experiencia
«Una jornada muy tranquila, pero muy participativa», explica el obispo en La Rioja a Alfa y Omega. Santos Montoya pasó la jornada en una mesa electoral muy concurrida, en la Universidad de La Rioja: «Vino bastante gente a las votaciones y fue un día con toda la normalidad. Eso ya es mucho. Normalidad en el trato, en el tono, con todo bien dispuesto. Todo muy bien», añade.
El obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño podría haber pedido ser eximido de su obligación argumentando la celebración de la Misa u otra labor pastoral. «Lo pensé, ¿eh?», confiesa a Alfa y Omega. Pero no quiso: «Podía ser también una oportunidad de estar ahí».
Ser obispo no exime de estar en una mesa electoral. De hecho no es la primera vez que sucede. Ya le ocurrió en 2014 al entonces obispo de Bilbao, Mario Iceta, que aunque estaba de suplente terminó presidiendo la mesa al no acudir el presidente titular. En otros casos, como por ejemplo Xavier Salinas en 2010 o González Montes en 2014 fueron eximidos por su responsabilidad pastoral y por su edad, respectivamente.
«Es otro enfoque», añade Montoya que no le da más importancia a una decisión que a otra. «Yo no digo que la gente que pida ser eximida no se quiera responsabilizar o quiera rechazar un derecho. Cada uno tiene sus circunstancias. Yo veía que este fin de semana podía y así lo hice».
La jornada electoral para él fue un momento de muchos saludos y encuentros. Al preguntarle si le reconocía mucha gente, contesta con gracia e ironía: «Hay de todo. No soy Brad Pitt. La gente no me pide autógrafos», aunque reconoce que se le acercaba mucha gente que le reconocía de las procesiones, de las cofradías y de las parroquias.
No solo le saludaban aquellos electores a los que les tocaba ir a votar en su mesa, también los apoderados y colaboradores de los partidos políticos. «Sobre todo cordialidad, fue lo que viví», expresa, contento por la experiencia.
«Es un trabajo, un servicio que se hace ahí. ¿Con qué me quedo? Con que hay gente buena que colabora, que hace lo que puede y que es un sistema que hay que cuidar. Los sistemas que no se cuidan se deterioran», reflexiona el obispo de Calahorra tras la jornada electoral.
La jornada electoral terminó y ahora el obispo continúa con su labor pastoral: «La Iglesia tiene que seguir haciendo su labor, proponiendo el Evangelio, esté el partido político que esté y en las circunstancias en las que se encuentre».