Obispo de Port Louis (Mauricio): «Harán falta años» para recuperar la pesca tras el vertido - Alfa y Omega

Obispo de Port Louis (Mauricio): «Harán falta años» para recuperar la pesca tras el vertido

El cardenal Maurice Piat, obispo de la capital de Mauricio, subraya que la vida de los pescadores (una de las principales industrias del país) ya se ha visto «completamente» trastornada tras el encallamiento del carguero japonés MV Wakashio. El desastre ambiental revela «el daño que una negligencia puede suponer para la creación»

Redacción
Barco portabultos MV Wakashio, que encalló en un arrecife, en Riviere des Creoles, Mauricio, provocando el vertido de petróleo. Foto: Reuters

Las dramáticas consecuencias del accidente del carguero japonés MV Wakashio en la isla de Mauricio, suponen para el obispo de Port Louis, el cardenal Maurice Piat, una manera de darse cuenta, a las malas, «del daño que una negligencia puede suponer para la creación». Haciéndose eco de la invitación del Papa Francisco a «escuchar el grito de la tierra y de los pobres», el cardenal subraya que «nuestra albufera, nuestra tierra, nuestro mar, gritaron cuando se produjo este derrame de petróleo. Dañó gran parte de la albufera», una zona de la costa separada de mar abierto por arrecifes de coral. El prelado ha descrito la situación en declaraciones a Vatican News después de que, en el ángelus de este domingo, el Santo Padre mostrara su cercanía con la isla.

El carguero nipón viajaba bajo bandera panameña de China a Brasil sin carga, pero aún llevaba más de 200 toneladas de diésel y 3.800 de fuel para consumo propio. El 25 de julio encalló en los arrecifes de Pointe-d’Esny, una zona rica en diversidad y con arrecifes de coral que llevaban 15 años rehabilitándose. Allí vertió una cuarta parte de su combustible.

Todavía se desconoce si este accidente se debió a un fallo mecánico o a un error humano, dada la cercanía a la costa con que navegaba esta embarcación, de unos 300 metros de eslora. Posteriormente se partió en dos, lo que aumentó el miedo a que provocara una catástrofe todavía mayor.

Duro golpe a la economía

Este desastre medioambiental es el peor de la historia de Mauricio. Y amenaza con afectar gravemente a la economía de este país, situado en el océano Índico al este de Madagasscar y poblado por poco más de un millón de habitantes. Ya ha trastornado «completamente» la vida de los pescadores que viven en la costa, «porque pasan todo el tiempo en el mar», explica el cardenal Piat. Decenas de miles de personas dependen directamente de esta forma de ganarse la vida. También se han visto afectado el resto de la población, a causa del «olor nauseabundo» que llena el aire.

El vertido, sumado a la pandemia, supone además un duro golpe para el turismo, que tiene en Mauricio uno de los destinos favoritos del océano Índico. «Estas actividades se reanudarán, pero la gente habla de cuatro o cinco años hasta que la albufera se regenere» totalmente, lamenta el prelado, responsable de una de las dos únicas diócesis en las que se divide el país.

39 mamíferos muertos, y «es solo el comienzo»

Otra de las consecuencias del desastre es la muerte de 39 mamíferos, entre delfines y marsopas, que han ido apareciendo desde el 26 de agosto en la región de Grand-Sable, en la costa sudeste. Aunque las autoridades locales niegan que los resultados preliminares de la autopsia presentaran rastros de hidrocarburos en los animales, aún se esperan los resultados definitivos, que deben llegar de los laboratorios de la isla de Reunión, departamento de ultramar francés.

En declaraciones al diario local Le Mauricien, el oceanógrafo Vassen Kauppaymuthoo concluyó que «se debe, sin duda, a la toxicidad del agua». Estos hallazgos, añadió, son «solo el comienzo» de las consecuencias que va a dejar el vertido.

La semana pasada, la Policía de Mauricio detuvo al ciudadano indio Sunil Kumar Nandeshwar, el capitán del barco, y a su segundo, el esrilanqués Tilakara Ratna Suboda. Sin embargo, el descontento por la gestión del desastre se extiende entre la población. El sábado, decenas de miles de personas salieron a las calles de Port Louis, en la manifestación más numerosa de los últimos 40 años en la isla, para protestar y exigir transparencia, con pancartas en las que podía leerse «¿Puedes escuchar a los delfines llorar?», «Tu incompetencia está destruyendo nuestra isla» o «Amo mi país. Estoy avergonzado de mi gobierno». Cientos de mauricianos de la diáspora también protestaron en Ginebra, Luxemburgo, París, Montreal y Londres, entre otras ciudades.