Nuncio en Siria: Algunos lugares del mundo necesitan «muchos buenos samaritanos»
El cardenal Mario Zenari ha saludado al Papa en nombre de los nuevos cardenales y ha descrito el Año de la Misericordia como una «onda grande y benéfica» que ha recorrido todo el mundo
La misericordia, la salida a las periferias, el anuncio del Evangelio y del amor familiar y la custodia de la creación han sido las coordenadas en las que el cardenal Mario Zenari, actual nuncio apostólico en Siria, ha enmarcado el consistorio en el que el Papa Francisco ha creado este sábado a 17 nuevos cardenales.
El diplomático de origen italiano ha tomado la palabra para saludar al Santo Padre en nombre de sus compañeros, al comienzo de la ceremonia. En sus palabras, ha resaltado cómo el Papa ha convocado a los nuevos cardenales «de todos los continentes: de las regiones consideradas como la cuna del cristianismo y donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos; de las iglesias jóvenes y dinámicas; del Viejo Continente y del Nuevo Mundo. Signo elocuente de la universalidad de la Iglesia en sus varias y hermosas expresiones de la única fe».
A continuación, ha situado estos nombramientos en el contexto del Año de la Misericordia, que será clausurado este domingo. Ha recordado cómo la primera puerta santa que abrió el Papa fue la de Bangui (República Centroafricana), antes del comienzo oficial del año jubilar. Desde entonces, «ha continuado resonando en todas las catedrales del mundo, y propagándose como una onda alegre y benéfica, el lema evangélico Misericordiosos como el Padre», y en todas partes se ha elevado «la alabanza a Dios por su infinita misericordia», junto con un «renovado compromiso por practicar las obras de misericordia corporales y espirituales».
El legado de Francisco
El nuncio ha recordado que Francisco ha estimulado a la Iglesia a ser «Iglesia en salida, a ir a las más dispares periferias existenciales, a llevar con valor a todas las esquinas de la tierra la luz de la fe, el anuncio del Evangelio, a proclamar y testimoniar la alegría del amor familiar, junto con el bálsamo de la misericordia, a hacer resonar el cántico de la misericordia y a caminar por el camino del diálogo ecuménico e interreligoso».
El cardenal Zenari también ha resaltado cómo «Su Santidad ha recordado muchas veces el testimonio heroico de fe, hasta el derramamiento de la sangre, de muchos hermanos y hermanas nuestros en diversas partes del mundo: más numerosos hoy, ha subrayado, que al inicio del cristianismo».
Labor incansable por la paz
La Iglesia –ha continuado– ve «con vivo reconocimiento» en el «sucesor de Pedro, no solo la “solicitud por todas las iglesias”, sino también la labor incansable por el cese de la violencia y de las guerras, por la reconciliación y la paz, la acogida a los refugiados, la solidaridad entre las naciones y el desarrollo integral de los pueblos».
Esta realidad es especialmente cercana a este neocardenal, que es nuncio en Siria desde 2008, antes del comienzo del conflicto en el país. «Algunos de nosotros –ha afirmado al final de sus palabras– venimos de lugares donde muchos, millones, son desafortunados, adultos y niños, dejados muertos o medio muertos sobre las calles de sus pueblos y barrios, o bajo los escombros de sus propias casas y escuelas, a causa de violencias brutales y de conflictos sangrientos, inhumanos e inextricables, cuyas trágicas consecuencias recaen con frecuencia sobre la población civil indefensa, causando sufrimiento y catástrofes humanitarias de enormes proporciones. Algunas regiones del mundo se han convertido así en lugares de ejercicio de las obras de misericordia para muchos “buenos samaritanos”».