Nuevo gesto del Papa con España: recibe a seminaristas de Toledo y a peregrinos de Talavera de la Reina
En su recepción con los segundos, ha demostrado estar muy al tanto de lo que está ocurriendo en España con las inundaciones
El Papa se ha reunido esta mañana en la Sala Clementina del Vaticano con dos grupos diferentes provenientes de Toledo. A primera hora, ha bromeado con varios jóvenes seminaristas de la diócesis de la capital de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha y después ha recibido a un grupo de peregrinos que han llegado a Roma para celebrar el 450 aniversario de la fundación de las monjas agustinas del monasterio de San Ildefonso de Talavera de la Reina.
Al recibir a los segundos, Francisco ha denotado un gran conocimiento de lo que está sucediendo en España por las inundaciones. «Ayer, en la audiencia general pusimos a la Virgen de los Desamparados. Están sufriendo tanto allí, tanto. Y ahora parece que Barcelona también está con un poco de problemas, nada más que —como ya están un poco duchos en cómo manejar la cosa— están haciendo, están reprimiendo», ha asegurado tras mostrar nuevamente su cercanía por la tragedia de la DANA.
Efectivamente, Cataluña está estos días recuperando la normalidad tras las intensas lluvias del lunes en Barcelona y Tarragona, que causaron inundaciones, cortes de carreteras y la suspensión de líneas ferroviarias.
Durante su alocución, el Papa también ha elogiado el monasterio en el que actualmente viven más de 60 monjas y que está consagrado a «la vida contemplativa al servicio de la educación cristiana».
«Tengan la sonrisa que viene del corazón, que no se finge, que siempre está lleno. Y vienen de España ustedes», ha insistido.
Muchos de estos peregrinos han entrado en contacto con estas religiosas que celebraron el año pasado el 450 aniversario de su fundación desde el colegio. A todos ellos les ha pedido que «no pierdan la alegría» ni «el sentido del humor».
«Cuando un cristiano, más aún una religiosa, un religioso, pierde el sentido del humor, se “avinagra”, y es tan triste ver a un cura, un religioso, una monja “avinagrado”. Están conservados en vinagre. Siempre hay que estar con la sonrisa y el buen humor», ha constatado. Tras esto, el Papa les ha dado el consejo de «tener en el corazón las necesidades de los demás».
«¿Ustedes saben que hay gente que no tiene trabajo?, y cuando alguno va a quejarse de que tiene mucho trabajo, piense en los que no lo tienen. Hay gente que no puede pagar el alquiler y que la van a desalojar, y cuando entra en el convento, en la casa parroquial, piense que “la tengo gratis”. Cuando uno en su casa parroquial, en su convento, los días de nieve o de lluvia está abrigadito, piense que hay gente que duerme al aire libre, bajo cualquier cosa», ha declarado el Papa.
A los seminaristas de Toledo, con los que también se ha reunido esta mañana, les ha pedido «cercanía» tanto con Dios como con su obispo porque si un sacerdote no tiene una relación de proximidad con su obispo «es rengo» y «le falta algo».
Francisco ha empezado su discurso con una chanza que ha arrancado las risas de los presentes: «Me alegra encontrar un nuevo grupo de seminaristas que, como hermandades y cofradías en los pueblos de España, van acudiendo en procesión hasta esta Iglesia madre, a hacer estación de penitencia. ¿Penitencia o turismo?».
El Pontífice ha recordado que esta semana se prepara la tradicional fiesta de El Reservado; una fiesta eucarística que recuerda el momento en que el Santísimo Sacramento fue reservado por primera vez en el Sagrario de la capilla del Seminario Menor donde ellos precisamente estudian. Una interesante conmemoración que tiene tres momentos: la celebración de la Eucaristía, la exposición del Santísimo durante todo el día y, finalmente, la procesión. Estas etapas «nos pueden servir para recordar los elementos fundamentales del sacerdocio al que ustedes se están preparando», ha dicho el Papa.
Jesús nos convoca a la Eucaristía como Iglesia «para hacerse presente en el sacerdocio y en el pueblo, en el sacramento y en la Palabra».
Después, el Señor queda todo el día expuesto en la custodia, que el Papa ha definido como «el tiempo de permanecer a solas con Él, para oír su voz en el silencio, en la escucha de la Palabra, en el testimonio de fe de quienes rezan a nuestro lado». «Ojalá que ese encuentro sea realmente revulsivo eficaz que transforme nuestra existencia», ha deseado.
Finalmente, se ha referido a la procesión que ha comprado con el ministerio sacerdotal que es «un acompañar a Cristo hacia su pueblo, y al pueblo hacia Cristo». Y ha asegurado: «Ojalá que, sin apartar los ojos de quien nos guía, aprendamos a caminar juntos, en la esperanza del encuentro que ya aquí gustamos de modo sacramental».