No quieren cristianos en Manipur - Alfa y Omega

No quieren cristianos en Manipur

El último conflicto en la India es en gran medida étnico. Pero los militantes meitei, radicales hindúes, han atacado también 247 iglesias de su propia gente

María Martínez López
El padre Honsan en el Centro de Formación Pastoral de Imphal. Foto: Anto Akkara.

«Nunca olvidaré ver la iglesia devorada por las llamas», confesó el padre Isaac Honsan al periodista Anto Akkara. Estaban en las instalaciones calcinadas del Centro de Formación Pastoral de la Iglesia católica en Manipur, al noreste de la India. Desde que el 3 de mayo estalló el conflicto étnico en la zona, ha sufrido cuatro ataques. Akkara acaba de recorrer la zona durante una semana, entre «cientos de coches calcinados» y «edificios quemados». Cita estimaciones de 250 fallecidos y miles de desplazados.

Los enfrentamientos estallaron a raíz de una manifestación de los kukis y otros pueblos tribales, en buena medida cristianos, en contra de que se reconociera como etnia protegida a la mayoría meitei. Los meitei son el 52 % de la población y predominantemente hindúes. Pero hay más factores en juego, como que los meitei solo pueden vivir en el valle de Imphal, el 10 % del territorio del estado. Las colinas son zonas tribales protegidas y «hay interés en limpiarlas» de sus habitantes porque son ricas en minerales. Para ello, «se está alimentando el odio». Como los kukis están emparentados con los chin del vecino Myanmar, explica el jesuita Denzil Fernandes, director ejecutivo del Instituto Social Indio, «se crea miedo a un gran influjo» de supuestos inmigrantes ilegales y se los acusa de cultivar opio.

Manipur (India)
Población:

2,8 millones

Etnia:

Meiteis, 52 %; nagas, 24 %, y kukis, 16 %

Al comienzo de los enfrentamientos, «la culpa era de ambos grupos», explica Akkara. Ahora son sobre todo los meitei los que «van a por todas contra las aldeas kukis». A veces, estos contraatacan y causan bajas. Mientras, «los 40.000 soldados desplegados hacen poco». El periodista tampoco espera mucho de la investigación anunciada por el Gobierno federal, que al igual que Manipur está en manos del partido nacionalista Bharatiya Janata Party (BJP).

Con todo, lo que está ocurriendo en Manipur no es solo un conflicto étnico. Ha jugado un papel decisivo la expansión del nacionalismo hindú, o hindutva, la ideología que afirma que solo los hindúes, budistas y sijes son indios de pleno derecho. Prueba de ello es que, de 300 iglesias quemadas —seis católicas—, según Akkara 247 pertenecían a los pocos meiteis cristianos, atacados por grupos militantes de su misma etnia como Arambai Tenggol y Meitei Leepun. «Han obligado a los pastores a firmar una declaración de que no volverán». Estos grupos, añade Fernandes, «hacen el juramento de evitar la expansión del cristianismo. Han advertido a los cristianos meitei de que habrá consecuencias terribles si no vuelven a su religión original», pues consideran que cristianos y musulmanes son traidores que deben volver al hinduismo de sus ancestros.

Concentración del grupo Arambai Tenggol, uniformados de negro. Foto: Arambai Tenggol.

De hecho, recientemente se han empezado a organizar en Manipur reconversiones al hinduismo como las que se venían produciendo en otros estados con presencia de tribales cristianos. Las campañas de ghar wapasi (vuelta a casa), se hacen bajo amenazas de «boicot social» y prometiendo dinero, explica el jesuita. «Hay sanciones para la conversión», supuestamente forzada, «del hinduismo al cristianismo, pero recompensas para volver al hinduismo», lamenta un representante de los obispos que desea permanecer en el anonimato.

Acoso en todo el país

La vertiente religiosa del conflicto de Manipur es la última manifestación del creciente influjo del nacionalismo religioso en la India. Viene alertando de ello Ayuda a la Iglesia Necesitada, que este jueves presenta su informe Libertad religiosa en el mundo 2023. Ejemplo de este fenómeno son las leyes anticonversión que existen o se preparan en doce de los 28 estados del país y la «campaña sistemática» de acusaciones de conversión forzada contra entidades católicas. El año pasado, según el United Christian Forum (UCF), se produjeron 74 denuncias. «En todos los casos los detenidos han sido puestos en libertad bajo fianza y más tarde absueltos», lo que para el jesuita demuestra que las denuncias «son solo un medio de promover una narrativa de odio». El representante de los obispos también relata que los «radicales van buscando lugares que no tengan la documentación en regla» y los acosan con la connivencia de las autoridades. También «se aplica de forma muy restrictiva» la ley sobre financiación exterior. «Un ejemplo fue cuando en 2021 congelaron las cuentas de las Misioneras de la Caridad». Por no hablar de la tendencia al alza en los incidentes de violencia religiosa. Según el UCF, se ha pasado de 279 en 2020 a 599 en 2022. Todo ello, apunta el jesuita, con la connivencia de Estados Unidos y Europa, que «consideran a la India un gran mercado» y evitan estas «cuestiones incómodas».

Signos de esperanza

Durante un tiempo, una de las principales iniciativas para seguir identificando ser indio con ser hindú fue la Ley de Enmienda de la Ciudadanía de 2019, que se la negaba a los inmigrantes musulmanes y podía incluso utilizarse contra ciudadanos no hindúes. Afortunadamente, explica el jesuita Denzil Fernandes, «aún no se ha implementado debido a la gran oposición» con que se ha encontrado. Tampoco otras medidas similares. «El Gobierno no tiene muchas ganas de poner en marcha nada controvertido antes de las elecciones de 2024».

Tampoco considera probable de momento que se apruebe una ley anticonversión federal, como pidió en noviembre la Corte Suprema. De hecho, en el estado de Karnataka, la ley local aprobada el año pasado va a ser abolida tras la victoria del partido de la oposición en las elecciones locales del pasado mayo. Era la más severa del país. Para Fernandes, esto «muestra que hay límites al relato de los fundamentalistas. Las elecciones de 2024 pueden ser un punto de inflexión».

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