El Papa ha aplazado su viaje a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur. Y es lógico. Yo acabo de volver de Kinsasa y aquel infierno no está preparado, ni de lejos, para una visita de estas características.
Dicho esto, más allá de la noticia en sí del retraso del viaje de Francisco, no deberíamos olvidarnos de África. ¿Qué país se iba a encontrar Francisco? ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI exista un lugar como Kinsasa? Mira que he estado en sitios inenarrables a lo largo y ancho de todo el mundo. Pues como en el Congo… ninguno.
1. El río Congo es tan impresionante como el Nilo o el Amazonas. Este inmenso país es cinco veces más grande que España y mantiene fronteras de película de guerra: al norte con República Centroafricana y Sudán; al este con Uganda, Ruanda y Burundi; al oeste con Congo Brazzaville, y al sur con Angola y Zambia.
2. Las violaciones son un arma de guerra atroz, pero además es hasta una costumbre. A los escasos, pobrísimos e inalcanzables hospitales llegan a diario multitud de niñas violadas en la propia familia, en la calle o… porque sí. Alguien me dijo que apenas existía prostitución en el Congo por un razonamiento bestial: ¿para qué gastar dinero?
3. La pobreza es infinita. La desnutrición infantil llega al 40 % en un país líder mundial de producción de oro, diamantes y coltán. El maldito coltán. El padre Olivier, párroco de Santa Rita, en la capital, me lo definió perfectamente: «El Congo es la marmita del mundo y, a la vez, es el basurero». Una marmita de minerales y una capital, Kinsasa, que es un inmenso vertedero de plásticos.
4. La bomba demográfica sobrecoge a cualquier análisis y aún no ha estallado. Cada congoleña tiene entre ocho y diez hijos. Para 2050 se prevé que solo este Congo tenga 180 millones de habitantes. Ahora multiplica esa ratio por Níger, Nigeria, Malí, el Cuerno de África, el golfo de Guinea…
5. El 40 % de la población de la República Democrática del Congo es menor de 18 años. Ves a miles y miles de niños pobres y sin nada por todas partes. La esperanza de vida ha aumentado a 60 años para ellas y a 57 para los hombres.
6. Los niños de la calle son millones y millones. Que los padres en segundas y terceras nupcias abandonen a los hijos de anteriores matrimonios de sus esposas es una costumbre. Y a nadie le sorprende.
7. Una frase que se me ha quedado grabada para toda mi vida que le escuché a la esclava del Sagrado Corazón y médico Ana Gutiérrez. «Arrivé mort». Causa de la muerte: «Llegó muerto». Todos los días en su consulta del hospital de Lisungi tiene varios niños «arrivé mort». ¿Te imaginas el trabajo de esta misionera?
8. La corrupción es inaudita. Sistémica. A todos los niveles. Para hacer una foto por la calle debes pagar a un supuesto policía; el Gobierno, empezando por los presidentes, saquea miles de millones de dólares. Los funcionarios extorsionan, roban por costumbre y sin disimulo alguno.
9. La guerra es brutal y llevan así 40 años, desde Mobutu Seseseko, en el este del país. Una guerra entre tribus, bandas, ganaderos contra agricultores, milicias ruandesas, islamistas, el presunto Ejército oficial… En el Congo no hay ni buenos ni malos. Todos forman parte del caos más salvaje que puedas imaginar.
10. Las materias primas. Un auténtico tesoro que explotan sin contemplaciones los chinos, los indios y conquistando metro a metro… los rusos en toda África.
Como me escribió un diplomático que conoce perfectamente el Congo: «Este país fue saqueado por europeos hace siglos, ahora lo saquean los chinos y siempre (antes, ahora y mañana) saqueado por sus propios gobernantes».
Y un último apunte. Nunca vi nada igual de atroz: el inmenso horror de los enfermos mentales desparramados por Kinsasa. Peor que los animales más despreciados del mundo. Seres humanos desgraciados por las esquinas, por las alcantarillas y allí donde mires. La hermana hospitalaria Ángela Gutiérrez tiene 78 años y lleva más de 50 años en el Congo rescatando y tratando a estos seres humanos; y me dijo que Kinsasa es un inmenso hospital psiquiátrico sin techo.
Posdata: Este es el resumen del Congo que se iba a encontrar el Papa. Uno de los países clave del mundo. Más rico y con mayor índice de pobreza. Más nos valdría, aunque solo fuera por egoísmo, prestar atención a lo que pasa y va a pasar en nuestro continente vecino del sur. No hay más que saltar la valla de Ceuta y Melilla o atravesar el Estrecho y el Atlántico desde Canarias para chocarnos de bruces con la verdad.