Nuevo Consejo de Gobierno en Vitoria: «No hemos sido elegidas por postureo»
La diócesis de Vitoria ha puesto en marcha un órgano consultivo que asesorará al obispo
La diócesis de Vitoria ha puesto en marcha un nuevo órgano diocesano. Se trata del Consejo de Gobierno, que asesorará al obispo, Juan Carlos Elizalde, en la toma de decisiones y que por primera vez en la historia de la Iglesia alavesa sumará a tres laicos —dos de ellos mujeres—, además de una religiosa, en esta tarea. «Lo extraño es que no existiera antes. En una iglesia donde la mayoría del pueblo de Dios es laico, era raro que estos no estuvieran ya involucrados en la tarea de gobierno de las diócesis. Con el tiempo, creo que nos habíamos acostumbrado a lo otro y era necesario un cambio», explica el vicario general, Carlos García.
El nuevo organismo se empezó a gestar hace cuatro años. «Lo veníamos madurando en el Consejo Episcopal desde que sacamos en 2018 el Plan Diocesano de Evangelización», donde «ya había alguna propuesta en la que se instaba al obispo a que en los órganos de gobierno de la diócesis estuvieran los laicos y la mujer tuviera un papel significativo». También influyó el impulso del Papa Francisco en este sentido, con sus continuas críticas al clericalismo y su firme defensa de la promoción de la mujer, pero el discernimiento solo concluyó, y se concretó, cuando en el camino sinodal vitoriano volvió a salir la misma propuesta.
Finalmente, el nuevo Consejo de Gobierno —que se reunirá una vez al mes— comenzó su andadura hace una semana, el jueves 29 de septiembre. En la mesa, sentados en igualdad de condiciones, estaban el mismo Carlos García; el resto de vicarios —Unai Ibáñez, Manuel Gómez-Tavira, Nunilo Ceballos y José Aduna—; Maite Sebal, directora de Cáritas Diocesana de Vitoria; Susana Aréchaga, responsable del patrimonio cultural de la diócesis; Aitor Pastor, profesor en el colegio Virgen Niña y Escolapias, y sor Begoña Zarco, religiosa y directora del colegio de la Inmaculada de Abetxuko.
«Esta primera reunión fue muy sencilla. Hubo las necesarias presentaciones, se hizo el juramento propio de cuando uno asume un cargo eclesiástico —de conservar el secreto, ser fiel a la doctrina…—, aclaramos las competencias de este nuevo Consejo de Gobierno, que tiene una función consultiva, y, por último, se habló de algunos temas prácticos, como la solicitud que había hecho un colegio sobre el uso de unos espacios de la diócesis y algún tema de retribución de sacerdotes», concluye García, que cree que «en la Iglesia tenemos una tarea pendiente importantísima con el tema de la mujer». Por eso, «esto es solo el principio; lógicamente habrá que dar más pasos».
A Maite Sebal la ficharon Elizalde y García para el Consejo de Gobierno durante la asamblea sinodal que se celebró en la Fundación Pablo VI de Madrid el 11 de junio. «En aquel viaje me abordaron los dos y me dijeron que me querían proponer una cosa: “Queremos crear un órgano asesor al obispo donde podamos recibir voces diferentes de las que ya tenemos en los otros consejos, que son todas de sacerdotes”», recuerda Sebal en conversación con Alfa y Omega. «Y claro, no pude decir que no. Estábamos en plena asamblea sinodal, donde se pidió una mayor participación de los laicos. No podía echarme para atrás a la primera de cambio».
Junto a ella, otras dos mujeres —una laica y otra religiosa— han entrado a formar parte del consejo. «Pero no hemos sido elegidas por postureo, sino que se trata de una evolución lógica dentro de la diócesis». En Vitoria, «si acudes al organigrama verás que hay bastantes mujeres muy capacitadas en puestos de diferente responsabilidad», por lo que «no se resulta raro que, de los cuatro no sacerdotes que hemos entrado en el consejo, tres seamos mujeres».
Por último, Sebal reflexiona sobre los tiempos en la Iglesia frente a los que opinan que la institución llega tarde a la promoción de la mujer. «Es un tema necesario y probablemente se ha tardado demasiado en dar este paso». Sin embargo, «hay que tener en cuenta que en la Iglesia se va a otro ritmo. Yo vengo del mundo de la empresa, y los cambios se implementan con agilidad, pero esto no es una empresa», concluye la directora de Cáritas Diocesana de Vitoria.