Nicaragua manda al obispo Rolando Álvarez a una celda de castigo donde se alcanzan los 40 °C
El régimen de Daniel Ortega ha detenido a varios sacerdotes por mencionar en sus homilías al prelado
El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha redoblado su persecución contra la Iglesia católica de Nicaragua en los últimos días. Detenciones, expulsiones e incluso castigos físicos, que han afectado tanto a sacerdotes como a obispos y que llegan después de la deportación de más de 200 presos políticos a Estados Unidos.
Uno de los principales blancos de la persecución es el obispo Rolando Álvarez, que hace una semana fue condenado a más de 26 años de cárcel por traición a la patria. Tras su ingreso en prisión, el prelado ha sido trasladado al infiernillo, una celda de castigo famosa por las altas temperaturas que se alcanzan en su interior.
«Expresamos profundo rechazo por la decisión del Gobierno de Nicaragua de llevar a monseñor Álvarez a una celda de castigo (infiernillo). Nos informan de que ahí las temperaturas llegan a los 40 °C y está aislado. Por este trato cruel, todo daño a su salud es responsabilidad del Estado», denunció en Twitter el Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos.
La fijación contra el obispo de Matagalpa ha llevado al régimen de Ortega y Murillo incluso a detener sacerdotes por el simple hecho de mencionarlo en sus homilías. Según la prensa local, los sacerdotes Erick Ramírez Velásquez y Adalí Carrasco fueron apresados por agentes de la Policía varias horas. Según los testigos, «los oficiales les recordaron que hay actividades prohibidas, como mencionar en sus homilías el nombre de Rolando Álvarez».
Retirada de la nacionalidad
Otra de las medidas de presión que está utilizando el Gobierno de Nicaragua es la retirada de la nacionalidad. En las últimas horas, le ha sido retirada al propio Álvarez y a tres destacados miembros del clero nicaragüense que actualmente se encuentran en el exilio: el obispo Silvio Báez y los sacerdotes Edwing Román y Uriel Vallejos.
Los dos primeros llevan años fuera del país. El obispo auxiliar de Managua tuvo que salir por las amenazas de muerte en abril de 2019. Ahora ya no podrá volver. Tampoco el sacerdote Edwing Román, que lleva un año y medio en el exilio. El que fuera párroco de la iglesia de San Miguel Arcángel, en Masaya, sin embargo, ha rechazado la medida a través de Twitter. «Soy orgullosamente nicaragüense. Se equivocan los dictadores de Nicaragua, Rosario Murillo y Daniel Ortega, que me despojaron de mi nacionalidad con un vulgar escrito. Yo no entrego ni vendo la soberanía de mi país ni a los rusos ni a los chinos. ¡Volveré en libertad!».
El último de los sacerdotes afectado por esta decisión ha sido el padre Uriel Vallejos, que estaba encausado junto a Rolando Álvarez y que fue entrevistado en el exilio por este semanario. El presbítero, que tuvo que salir del país ante el asedio de la Policía, ha pedido recientemente el Nobel de la Paz para el obispo Álvarez.