Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Este versículo nos revela un Salvador del que tenemos mucha necesidad. Es cierto que se puede hablar de salvación económica, de salvación política y de salvación social. Pero lo más importante es hablar de la salvación espiritual y moral, que es la base del progreso humano. De hecho, nuestros pecados y transgresiones son la causa de nuestro sufrimiento y el sufrimiento de los demás. La salvación se encuentra en el arrepentimiento, en pedir perdón, en la conversión.
Sobre Tierra Santa descansa hoy la mirada del mundo. El Señor ha reunido aquí los fieles de las tres religiones y les exhorta a que vivan en armonía. Todos los fieles, judíos, musulmanes y cristianos, deben vivir juntos como iguales y con respeto mutuo. Jerusalén tiene una vocación universal de paz y felicidad, pero Tierra Santa se ha convertido en una tierra de conflicto.
Hace cuatro meses, hemos vivido una tercera guerra consecutiva en Gaza, que dejó miles de víctimas en ambos lados. Todos estos sacrificios parecen en vano, dado que no ha cambiado en nada el problema de fondo: los israelíes continúan viviendo en el miedo y la inseguridad, mientras que los palestinos continúan exigiendo su independencia y libertad. Esta guerra ha llevado a un círculo vicioso de violencia y represalias. ¡El torbellino de la muerte sigue golpeando!
Durante su peregrinación a Tierra Santa, el Papa Francisco se detuvo frente al muro que separa a Belén de Jerusalén; se inclinó y rezó. El mundo puede que olvide todos los lugares que el Papa Francisco visitó durante su visita, pero su breve parada ante el muro no será olvidada. El Papa igualmente deseó derribar los muros inmateriales en los corazones y mentes: los muros del odio, el miedo y la arrogancia.
En esta noche de Navidad, hablar de la paz no es suficiente; sobre todo hay que orar por la paz. Oremos por la paz en todo el mundo, por la reconciliación en el Medio Oriente, por los refugiados, por los pobres y por los perseguidos por su fe y su raza. Por último, oremos por nuestros líderes políticos, para que el Señor les dé sabiduría y fuerza. Oremos unos por otros.
+ Fouad Twal
Patriarca Latino de Jerusalén