Nacho Cano y Malinche amenizarán el encuentro de españoles durante la JMJ
Uno de cada cinco inscritos en la JMJ es un joven llegado de España. La presencia de nuestro país podría superar las 100.000 personas durante los actos finales
En la JMJ de Lisboa «vamos a batir récords de presencia porque nuestros jóvenes son muy grandes», ha subrayado en la mañana de este viernes Arturo Ros, presidente de la Subcomisión de Juventud e Infancia de la Conferencia Episcopal Española (CEE). De hecho, los 75.000 peregrinos españoles ya inscritos suponen el grupo nacional más numeroso incluso por encima de Portugal, seguramente debido a que muchos jóvenes portugueses participarán sin inscribirse. Aproximadamente uno de cada cinco inscritos será español.
Esta cifra podría aumentar hasta superar los 100.000. Todavía hay 25.000 procesos de inscripción abiertos, y «a eso hay que sumar la cantidad de jóvenes y maduros que irán ese fin de semana a Portugal animados porque el Papa está cerca», ha añadido Raúl Tinajero, director de Pastoral Juvenil de la CEE. Con todo, ha recordado que el reto es que «los jóvenes no solo participen, sino que se sientan partícipes en que la Jornada salga adelante y colaboren mediante su inscripción».
Para la mitad de estos jóvenes, el pistoletazo de salida de la JMJ tendrá lugar el lunes 31 de julio, la víspera del inicio oficial de la Jornada en Lisboa. De los 47.145 peregrinos españoles que viajan a Lisboa la semana entera, 37.375 participarán en el festival Caminos de juventud, que tendrá lugar ese día por la tarde en Estoril. Allí podrán acreditarse y recibir el kit del peregrino.
Después, participarán en una Eucaristía presidida por el cardenal Juan José Omella, presidente de la CEE, y concelebrada por 70 obispos y un millar de sacerdotes. La velada terminará con un concierto de música católica que contará con la participación especial de una 30 de intérpretes del musical Malinche, compuesto y dirigido por Nacho Cano. Los artistas representarán las canciones Bautismo e Hijo de la guerra. «Es de agradecer que haya querido dar ese paso de acompañarnos y ofrecernos su música en un encuentro de jóvenes católicos», ha resaltado Tinajero.
Centro de acompañamiento
De los jóvenes que estarán en Estoril, no todos llegarán directamente desde España. 8.000 de ellos ya habrán pasado los Días en las Diócesis en una decena de diócesis portuguesas, incluidas Oporto, Faro —capital del Algarve— y Madeira, conviviendo con sus familias y parroquias. «La experiencia nos dice que es de las grandes vivencias que se llevan», junto con el encuentro con el Papa y con más de un millón de jóvenes.
El resto de los peregrinos españoles participarán en la JMJ únicamente durante el fin de semana final. Para atenderlos a todos ellos, la CEE pondrá en marcha un centro de información y acompañamiento en el Hotel Júpiter, en el centro de Lisboa.
Pero en la JMJ no solo será importante la presencia de jóvenes españoles. También se dará una de las participaciones más grandes de obispos de nuestro país: 71. Buena parte de ellos presidirán, del miércoles 2 al viernes 4 de agosto, los encuentros Rise up! en 25 parroquias, sobre todo de la zona de Cascais. Estas citas sustituyen las catequesis de otras ediciones por un encuentro que además de las enseñanzas del obispo incluirá escucha y diálogo.
Un encuentro gozoso de fe
«No podemos olvidar lo esencial: la JMJ es un encuentro gozoso de jóvenes venidos de todo el mundo con deseo de celebrar la alegría de la fe», ha recordado Ros. Es esto lo que los mueve, «hacer visibles en nuestros corazones y en nuestras vidas la alegría de creer en Jesucristo, de saber que vive, que está en nosotros y que nos rejuvenece». Y «expresarlo en nuestro modo de ser y vivir, con nuestra pasión por la vida».
Esta experiencia se vive «con la presencia del Sucesor de Pedro», ha añadido el también obispo auxiliar de Valencia. «Deseamos experimentar su cercanía, ver su sonrisa, escuchar su aliento y su complicidad con los jóvenes, su manera de darnos fuerza y alentarnos». Y, al mismo tiempo, «es y quiere ser una experiencia de comunión universal».
«La JMJ es una gran oportunidad para vivir todas estas cosas, poder celebrarlas, y cuando termine, volver a las diócesis con ganas de seguir caminando». La Iglesia «necesita a los jóvenes, de ahí la exigencia de cuidarlos, acompañarlos», ha concluido el responsable de la Subcomisión Episcopal de Juventud e Infancia.
Una Iglesia que se preocupa por ellos
En la misma línea, Tinajero ha definido las Jornadas Mundiales de la Juventud como «uno de esos momentos importantes de impulso para todo el trabajo que se hace con los jóvenes de manera ordinaria» en parroquias, diócesis, congregaciones y movimientos. Esto sirve tanto para «los chavales que vienen haciendo un camino», y a los que la Jornada «anima y alienta»; como para «otros muchos que vienen por distintos motivos y acaban descubriendo que tienen un hueco en la Iglesia».
El objetivo es que todos ellos «vivan una experiencia de ese encuentro personal por Cristo, que los ayude a ver que la Iglesia se preocupa por ellos y está a su lado. Y los invita a formar una comunidad viva», a ser «corresponsables de la tarea de la evangelización», y a «abrir el corazón y descubrir de manera especial qué quiere Dios para su vida».
Respondiendo a las preguntas de los periodistas, Tinajero ha reconocido que puede haber incomodidades logísticas. Lisboa solo tiene medio millón de habitantes y una red de transporte público más pequeña que otras capitales, y muchos peregrinos se alojarán en diócesis vecinas. «Pero nosotros vamos y transmitimos a los jóvenes la actitud de que vamos a vivir una experiencia de crecer en el corazón y en la vida espiritual… y a echar piernas».