Muere el misionero laico y artista Romarategui
Tras una vida muy prolífica, el misionero laico de la diócesis de Vitoria Félix Fernández de Romarategui falleció el pasado domingo a los 100 años. Iba a cumplir 101 el 30 de enero. Peli —como era conocido popularmente— aunó en su vida misión y arte.
Fue en Ecuador —allí pasó más de tres décadas— donde elaboró sus primeras obras artísticas de calado. Su intención era «embellecer» las iglesias que otros misioneros estaban construyendo y, de esta manera, «poner en valor la dignidad de la humilde población local de este país sudamericano». Además, según subrayan desde la diócesis de Vitoria, buscaba que esta belleza sirviera para que las personas que se acercasen a los templos «crecieran día a día en la fe».
Romarategui regresó a España a finales de los años 80 y fijó su residencia en el santuario de los Santos Antonios, de Urkiola, donde se pueden contemplar algunas de sus últimas creaciones. Destaca el gran mural situado tras el altar mayor, de 170 metros cuadrados de superficie e integrado por más de 850.000 teselas, así como diferentes vidrieras, diseñadas por el sacerdote José María Muñoz y materializadas por el misionero.
Tras su muerte, la diócesis vitoriana lo recordó «con dolor y agradecimiento por su vida» y destacó su labor como «artesano, misionero y hombre de una profunda fe en Cristo, a quien tanto plasmó». Por su parte, el obispo, Juan Carlos Elizalde, publicó un mensaje de condolencias en el que destacó la «vida callada en el trabajo creativo de plasmar en el arte la fe». «Damos gracias al Señor por este hombre bueno, misionero contemplativo hasta el final», añadió. A modo de anécdota, cabe recordar que Fernández de Romarategui fue carpintero durante su juventud y que pasó dos años en la cárcel por su rechazo a la dictadura franquista.