Paco Martínez-Soria tuvo un hijo monje cisterciense - Alfa y Omega

Paco Martínez-Soria tuvo un hijo monje cisterciense

Francisco Martínez-Soria tenía 88 años y era monje de clausura en el monasterio de Poblet. Le echó una mano a su padre cuando este tuvo que interpretar a un cura en ¡Se armó el belén!

José Calderero de Aldecoa
El religioso fallecido este sábado. Foto: Monasterio de Poblet.

Francisco, el único hijo varón de Paco Martínez-Soria, nunca quiso seguir los pasos de su padre en la interpretación, sino que se decantó por la vida religiosa. Primero, sin embargo, se matriculó en Farmacia, pero a los 21 años dejó la carrera para ingresar en el noviciado de los escolapios en Moià.

El 22 de septiembre de 1962, hace ya más de 60 años, fue ordenado sacerdote en Salamanca, lo que le permitió ayudar a su padre en la famosa película ¡Se armó el belén!, donde su progenitor interpretaba a un viejo cura destinado a un barrio anticlerical de los suburbios de Madrid.

«Muchos años después, en un receso espiritual con un grupo de escolapios en Poblet, sintió el deseo de convertirse en monje, consciente de que su vida espiritual se había ido enfriando. Vistió el hábito cisterciense el 8 de septiembre de 1991 y, tres años después, el 8 de septiembre de 1994, hizo la profesión como monje», destacan desde el monasterio catalán.

Él mismo confesó, en una entrevista con El Periódico de Cataluña en 2018, que «para ser un buen escolapio hay que ser un buen monje: oración, vida privada, clausura…, y yo salía mucho: tenía moto, iba a bañarme a la playa cada día, era profesor de judo. Pienso que había arrinconado un poco a nuestro Señor».

En Poblet, Martínez-Soria fue sacristán, hospedador y responsable de la tienda, del refectorio y de la lavandería. Los últimos años antes de su muerte, que tuvo lugar el pasado sábado, 7 de enero, en el hospital Joan XXIII de Tarragona, los pasó en la enfermería del monasterio, donde «no le fue ahorrado el sufrimiento, que fue para él un camino de purificación y de preparación para el gozo que no termina». A pesar de ello, sus hermanos destacan «su disponibilidad para ayudar en lo que podía a los demás enfermos, sea velándolos o sea acompañándolos espiritualmente».