Monseñor Munilla: «La asignatura de Religión no puede esperar otro curso»
El obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, pidió, durante el acto inaugural de un simposio celebrado el 2 de febrero sobre la asignatura de Religión, que el próximo curso se aplique ya la nueva regulación sobre la materia, para rescatarla de la actual «situación de gran precariedad». Si otros puntos de la ley requieren «una tramitación más larga» –pide–, que no frenen los cambios necesarios en Religión
El obispo de San Sebastián pidió, este sábado, al Gobierno que «sea diligente» para «aplicar, el curso próximo, la nueva regulación» sobre la asignatura de Religión, «con su alternativa correspondiente», tal como ha reconocido que debe hacerse el Tribunal Supremo. Monseñor Munilla realizó estas declaraciones en el acto inaugural de un simposio sobre la asignatura de Religión, organizado por las tres Delegaciones de Enseñanza de las diócesis de San Sebastián, Vitoria y Bilbao.
Munilla pidió al Gobierno que, «si es necesario, distinga y desdoble los contenidos de la Ley para que otros temas, que igual no están tan maduros, tengan una tramitación más larga», pues «la asignatura de Religión no puede esperar otro curso más». Esta materia «está en una situación de una gran precariedad, siempre esperando a un marco estable», y «sería muy dramático que todavía» tuviera que permanecer «un curso más sin regularizar su situación». En presencia de la Consejera vasca de Educación, doña Cristina Uriarte, monseñor Munilla pidió «sensibilidad suficiente para liberar el tema de la asignatura de Religión del debate político sobre competencias existentes entre los Gobiernos autonómico y central», ya que «el debate no es tanto el de competencias entre Administraciones, sino entre la competencia de la familia en la educación de los hijos y la de las Administraciones. La familia tiene una competencia real en la educación de sus hijos y tiene un derecho a determinar los contenidos de su educación», dijo.
Además, el obispo instó al Gobierno autonómico a ser «diligente» en la puesta en práctica de la sentencia del Tribunal Supremo (TS), de julio de 2012, que anuló un decreto autonómico sobre la asignatura de Religión, por privar a la materia del «rango académico que le corresponde», al carecer de carácter evaluable, y no contar con una asignatura alternativa, provocándose así «un efecto disuasorio de los alumnos (o sus padres) que potencialmente podrían elegirla». Según el TS, el Gobierno del País Vasco incumple el «bloque normativo estatal», al no tratar a la clase de Religión «en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales».
Contribuciones educativas
«Con este simposio queremos poner de relieve el papel educativo de la enseñanza de la Religión católica, exponiendo las contribuciones educativas de la asignatura para la formación integral de los alumnos», explicó Esteban Munilla, Delegado de Enseñanza en la diócesis de San Sebastián.
Los Delegados de enseñanza de las diócesis vascas explican así algunos de los «sobrados motivos para elegir» la asignatura de Religión católica:
- Nos ayuda a comprender y amar por igual a todos, hombres y mujeres.
- Es una forma agradable y amena de aprender el mensaje cristiano.
- Permite conocer y apreciar otras culturas y religiones.
- Enseña cómo viven y se relacionan los cristianos.
- Anima a creer que la justicia y la paz son posibles.
- Podemos pensar y expresarnos con libertad.
- Acerca a Jesús, capaz de cambiar al ser humano y al mundo.
- Ayuda a conocer la cultura, valores y costumbres de nuestro pueblo.
- Permite comprender otras asignaturas.
- Invita a ser solidarios.
La sentencia del Supremo, de julio de 2012, que exige que la materia de Religión tenga «el rango académico que le corresponde» y carácter evaluable, no es la única que, desde la Iglesia, se recuerda al Gobierno, de cara a la nueva ley de Educación. El Supremo también revocó una norma del Gobierno de Extremadura que, salvo declaración expresa a principio de curso, presuponía que no se renueva la elección de la asignatura. Además, la Justicia ha dado, recientemente, la razón a la Iglesia, con respecto a los profesores de Religión: el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dictaminó, en junio de 2012, que la Iglesia es la única autoridad competente «para fijar los contenidos de la asignatura», o de proponer a los profesores ante la Administración. «Que la autoridad religiosa correspondiente sea la única competente para decidir acerca de la cualificación de los profesores de Religión quedó ya meridianamente claro en una sentencia del Tribunal Constitucional del año 2007», aseguraba a Alfa y Omega, a principios de diciembre, monseñor Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid. En esa misma entrevista, Martínez Camino aseguró que el derecho a la libre elección «es también un derecho de los padres, cuyo ejercicio ha de favorecer un Estado democrático. Se comprende que la tutela de ese derecho ha de compaginarse con la tutela del derecho de todos a la educación, cuyo ejercicio también ha de favorecer el Estado».